VIAJE A MADRID
Día 1
SEGOVIA
Visitas: Plaza del Zoco, Acueducto,
Plaza Mayor, Catedral, Alcázar, judería
La Granja de San Ildefonso
Se cree que su
topónimo pueda ser de origen celtíbero. Poblada desde la Prehistoria fue
ocupada por romanos y luego por visigodos. En época islámica fue abandonada
pero hacia el 1088 tras la reconquista de Toledo por Alfonso VI , comienza su
repoblación.
Al estar ubicada
en las rutas de la trashumancia, creció durante la Edad Media gracias al
comercio de la lana. El final de la Edad Media fue su época de esplendor. Alfonso
X el Sabio escogió el Alcázar como residencia Real y a partir de este momento
fue sede habitual de la corte de los Trastámara. Aquí fue coronada reina Isabel
la Católica en 1474. Segovia desarrolló una intensa actividad en el comercio y
manufacturación de textiles y eso fue la causa de su prosperidad durante los
siglos XV y XVI y de que se desarrollara una espléndida arquitectura gótica. En
1520 Segovia fue escenario de la sublevación de las Comunidades.
A partir del
siglo XVII , como el resto de las ciudades castellanas, Segovia entró en
decadencia y hasta Carlos III no hubo ningún intento de recuperación. Fue
precisamente en el siglo XVIII cuando el citado monarca establece una Real
Manufactura de lana aunque obtuvo escaso éxito.
Segovia fue
declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Al pie de la Sierra
de Guadarrama se alza entre los ríos Eresma y Clamores.
El punto de
partida de la visita es la Plaza de
Azoguejo o el antiguo zoco, antaño escenario de mercaderes y pícaros y al
que se hace referencia en El Buscón de Quevedo. Esta plaza está presidida por
el magnífico acueducto.
El Acueducto segoviano es una
construcción romana de época imperial, siglo I . Portaba agua desde la sierra
de Guadarrama , a 18 kilómetros , la ciudad de Segovia. En la vaguada que ocupa
la plaza el Azoguejo llega a alcanzar 28
metros de altura y su arquería 780 metros de largo. Está construido en
sillares de granito, la piedra más abundante en la Sierra. Posee doble
arquería, 44 arcos en la parte inferior ,todos de la misma altura y 119 arcos
en la superior que varían de altura adaptándose al desnivel del terreno. Tienen
una luz (ancho de un arco) de 4,5 metros. El acueducto destaca por su esbeltez
y sus equilibradas proporciones y la línea de imposta le confiere continuidad a
la construcción. Como buen ejemplo de ingeniería romana, fue tan bien calculado
que sus sillares van unidos “a secco”, es decir, sin argamasa y así se han
mantenido desde época imperial hasta hoy.
Continuando
nuestra visita por la Calle Real encontramos diversos edificios de época gótica
como la Casa de los Picos, actualmente escuela de Artes Aplicadas. En la Plaza
del Corpus Christi encontramos una iglesia que en su día fue la sinagoga mayor
de Segovia.
Continuando el
paseo llegamos a la Plaza Mayor, donde fue proclamada reina Isabel la Católica.
La plaza está presidida por la catedral
de Santa María, que fue la última catedral gótica construida en España. La
catedral anterior fue destruida en la Revuelta de las Comunidades de Castilla
en 1520 . En la nueva trabajaron Juan y Rodrigo Gil de Hontañón
Al final de la
calle nos encontramos el imponente Alcázar
situado sobre una roca entre los ríos Eresma y Clamores. Fue Palacio Real desde
1122 y una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla. Está
edificado en la transición del románico al Gótico y sus salones cuentan con
decoración de estilo mudéjar..
Es probable que la fortificación existiese
ya en tiempos de la dominación romana, pues se han encontrado sillares de
granito análogos a los del Acueducto.
Hacia 1120, sobre el extremo occidental de
la roca en que se asienta la ciudad, se edificó un barrio al servicio de los
canónigos de la catedral de Santa María, conocido como “las Canonjías”. En el
acta de donación de los terrenos por el Concejo al Obispo es donde se menciona,
por primera vez, a nuestra fortaleza, más exactamente al “vallum oppidi”, o
empalizada, que defendía a la ciudad por el lado oriental.
Pocos años después, entre 1124 y 1139, se
registran en la documentación las palabras “castillo de Segovia” y “Alcaçar”,
término éste que alude a su condición de fortaleza y residencia regia y que
llegará hasta nuestros días.
El rey Alfonso X “el Sabio” convocó Cortes
en 1256, las primeras que tuvieron lugar en el Alcázar.
LA JUDERÍA
Bajando de
vuelta por el lado Sur, desde el Alcázar, podemos atravesar la judería.
Las primeras
referencias al asentamiento de judíos en Segovia son del siglo XIII. Al
principio estaban repartidos por toda la ciudad. Su importante comunidad no
provocó ni enfrentamientos ni tensiones ni siquiera en los progromos de 1391.
Se dedicaban a las finanzas, al comercio y a todo tipo de oficios artesanales.
Sin embargo en
el siglo XV fueron acusados de profanamiento y como consecuencia su sinagoga
mayor fue confiscada. Las leyes de Ayllón de Juan II obligaron los judíos a
vivir segregados del resto de vecinos y fueron relegados a esta zona de la
ciudad. Estas medidas segregacionistas se agravan con los Reyes Católicos y en
1492 se culmina esta política antisemita con la expulsión de los judíos de la
Península .
La judería de
Segovia es de las más importantes del país y podemos visitar restos diversos. Se puede acceder a ella por la
Puerta de San Andrés, puerta de las murallas segovianas.
Sinagoga del Corpus Christi |
LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO: PALACIO REAL
Felipe V , nieto
del Rey Sol, Luis XIV de Francia, vino a ocupar el trono español tras la guerra
de sucesión a principios del siglo XVIII.
Su carácter
melancólico y depresivo le llevó a abdicar en 1724 en su hijo Luis I, que murió
al cabo de unos meses, teniendo que volver a retomar su papel de soberano. Tras
la muerte del hijo, sus períodos de depresión fueron cada vez más intensos. Para
retirarse había construido este retiro,
el palacio Real de La Granja de Valsaín, a imitación de su añorado Versalles
natal, pero al ceñirse la corona de nuevo no le fue posible. Este mismo lugar ya
había sido frecuentado por diversos monarcas como Carlos V y Felipe II como
lugar de caza.
El palacio tiene
un marcado carácter italiano, dentro de su estilo clasicista. Encargó las obras
a Theodoro Ardemans y los jardines a René Carlier. En 1736 le encarga a Filippo
Juvara la nueva fachada en eje al jardín, terminada por Gianbattista Sacchetti.
La colegiata de
La Granja fue construida por Ardemans y decorada por Sabattini bajo el reinado
de Carlos III.
Los jardines, cos
sus parterres y sus fuentes decoradas con esculturas, constituyen uno de los
mejores ejemplos europeas de arquitectura palaciega.
El reinado de
Felipe V fue el más largo de la historia de España, 45 años.
VISITA A MADRID día 2
Antes del Museo del Prado visitaremos el Madrid de los Austrias
En el siglo XVI, la
dinastía de los Austrias decidió trasladar la corte imperial a Madrid. El rey
Felipe II inicia las primeras obras, pero será su hijo Felipe III el que
promueva un desarrollo urbanístico propio de la nueva capital. A pesar de los
cambios y del paso del tiempo, en el centro histórico de Madrid aún se
conservan las huellas arquitectónicas de aquella época.
El llamado barrio de
los Austrias, en el centro de Madrid, es la zona donde se encuentran muchos
lugares y monumentos construidos durante los siglos XVI y XVII, cuando la
capital de España era la sede de la corte de los Austrias. Sus calles estrechas
e irregulares, descubren edificios de arquitectura sobria y austera, acorde al
carácter de aquellos monarcas. Pasear es la mejor forma de conocer esta parte
de la ciudad, con sus numerosos comercios y tabernas tradicionales. La ruta que
proponemos se puede realizar a pie, en una mañana o en una tarde.
Comenzamos en la Plaza
Mayor, escenario habitual de todo tipo de acontecimientos en la época:
mercados, corridas de toros, espectáculos populares, autos de fe… En el centro
espera la estatua ecuestre de Felipe III, el rey que encargó su construcción
para terminar de remodelar el espacio ocupado por la antigua plaza del Arrabal.
Su actual aspecto se debe a la reforma realizada por Juan de Villanueva, tras
el incendio sufrido en 1790.
Del fuego se salvó la
Casa de la Panadería, cuya fachada luce pinturas al fresco que representan
motivos mitológicos, florales y personajes de la historia de Madrid. Enfrente
vemos la Casa de la Carnicería, que fue almacén de carnes y hoy alberga
oficinas municipales.
En los soportales de ese lado se abre el famoso Arco
de Cuchilleros. También las entradas a la plaza por las que continuamos el
itinerario en dirección al Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de
Asuntos Exteriores o antigua cárcel de la Villa , en la Plaza de la Provincia. Situado en la vecina Plaza de la Provincia, se edificó bajo
el reinado de Felipe IV para ser la cárcel de corte.
Seguimos luego por la
calle Imperial hasta la calle Toledo. Bajando por ella, llegamos a la Real
Colegiata de San Isidro, templo que empezó a construirse en 1622, anexo al
prestigioso Colegio Imperial creado a principios del siglo XVII. Este
centro es, actualmente, un Instituto de Enseñanza Secundaria.
Paralelas a la calle
Toledo encontramos vías como la Cava Baja, por la que podemos subir a la
Plaza de Puerta Cerrada. Este punto enlaza con la calle Cuchilleros,
donde localizamos el popular mesón Restaurante Botín que, según el libro
Guiness, es el restaurante más antiguo del mundo. Fue fundado en 1725. Tomando
la calle Maestro Villa alcanzamos la Plaza del Conde de Miranda. Es donde se
sitúa el Convento de Corpus Christi, de comienzos del siglo XVII,
conocido popularmente como las Carboneras. La iglesia apenas ha sufrido
cambios desde entonces; además, se pueden adquirir dulces artesanos hechos por
las monjas.
La próxima parada es la Plaza
de la Villa: podemos llegar subiendo hasta la calle Mayor, pasando por el
renovado Mercado de San Miguel; o siguiendo la sinuosa calle del Codo.
Nos recibe la estatua del almirante Álvaro de Bazán, rodeada del estilo
mudéjar, plateresco y barroco que ostentan los edificios de su entorno: la Casa
Torre de los Lujanes (siglo XV), la Casa Cisneros (siglo XVI) y la Casa
de la Villa (siglo XVII) de 1692, de Gómez de Mora, que fue ayuntamiento hasta 2008.
Retomamos el camino por
la calle Mayor hasta la calle Bailén, que subimos en dirección a la
Plaza de Oriente. Veremos la Catedral de la Almudena y el Palacio
Real, levantados en el mismo lugar donde se situaba el Alcázar, la
imponente residencia real que desapareció pasto de las llamas en 1737. Giramos
en la calle de San Quintín para buscar el final de nuestra ruta, el Real
Monasterio de la Encarnación, que fue la primera obra barroca de la
ciudad. Fundado en 1611, conserva una importante colección de obras de
arte.
Su construcción sigue el
proyecto de Gómez de Mora (1644):
edificación sobria, con gran zócalo de granito y muros de ladrillo, rematada
por torres chapiteles apizarradas en las esquinas y sin apenas decoración en su
origen, salvo la ornamentación con frontones triangulares de piedra en los
balcones del piso
principal.
Madrid de los
Borbones
El Palacio Real, en la calle de
Bailén, se levanta en el privilegiado lugar en el que estuvo la fortaleza árabe
que, en el siglo IX, fue el origen de «Magerit». Cuando Alfonso VI conquista la
ciudad, dos siglos más tarde, el primitivo castillo musulmán se convierte en el
Alcázar de los reyes cristianos que, a lo largo de los siglos, lo van
sometiendo a sucesivas reformas.
Bajo el mandato de los
Austrias la antigua fortaleza llegó a adquirir el aspecto de una
auténtica residencia palaciega, hasta que en 1734 sufre un incendio
devastador que la reduce prácticamente a ruinas. Es entonces cuando Felipe
V encarga a Filippo Juvara levantar un nuevo palacio en el mismo
emplazamiento, aunque finalmente es su discípulo, Juan Bautista Sachetti, el
que realiza los planos definitivos, con la colaboración de Ventura Rodríguez, a
quien se debe la majestuosa Capilla Real.
Las obras comenzaron en 1736 y se
prolongaron hasta 1764. De trazado cuadrangular, el palacio se organiza en
torno a un gran patio central, siguiendo el esquema de los antiguos alcázares,
mientras que las fachadas, en las que se empleó granito, piedra blanca de
Colmenar y mármol para relieves y detalles, están inspiradas en las que realizó
Bernini para el Louvre en 1665.
Las plantas son tres, nobles, y cuatro
entreplantas, debajo y encima de cada una de las principales.Las fachadas del
palacio miden 130 metros de lado por 33 de alto; 870 ventanas y 240 balcones se
abren a fachadas y patio. La superficie asciende a 100.000 metros cuadrados, y
cuenta con 44 escaleras y más de 30 salones principales.
Durante el reinado de Carlos III,
primer rey que se instaló en el palacio, en 1764, Francisco Sabatini amplió el
ala que da a la calle de Bailén y construyó las caballerizas y la escalera
imperial. Al tiempo, el monarca llamó a los más famosos pintores europeos para
decorar el interior y, así, en distintas dependencias se pueden contemplar
frescos de Rafael Mengs, Juan Bautista Tiépolo y Conrado Giaquinto.
Posteriormente trabajaron en el Palacio Real Antonio González Velázquez y
Francisco Bayeu, entre otros. Tras Carlos III residieron en el Palacio Real
Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII.
El palacio de los duques de Santoña,
antigua sede de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, está situado en la
calle de Huertas esquina a la calle del Príncipe. El edificio fue
construido entre los años 1730 y 1734 siguiendo las trazas del arquitecto Pedro
de Ribera. Es uno de los mejores ejemplos del barroco madrileño y su traza
responde a la tipología usualmente empleada por el maestro en los palacios que
construyó.
Hospicio
de Madrid
Entre los trabajos del «maestro mayor» del
Ayuntamiento de Madrid, Pedro de Ribera, se encuentra el que
originariamente fue el hospicio de San Fernando y hoy es la sede del
Museo de Historia de Madrid, en la calle de Fuencarral. La fachada del
edificio, construido entre 1720 y 1726, llama la atención por los
almohadillados de granito de las ventanas y por los escudos sobre los balcones
superiores, pero sobre todo destaca su portada barroca diseñada con forma de
retablo, desbordante, profusamente decorada.
Hospital
de San Carlos
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en la calle
de Santa Isabel, ocupa las dependencias del antiguo Hospital de San Carlos,
que Carlos III mandó construir para dar asistencia a los pobres. Aunque el
proyecto inicial era mucho más amplio y ambicioso, sólo llegó a levantarse el
edificio secundario que se ha conservado hasta nuestros días, el cual fue
construido por Francisco Sabatini entre 1756 y 1781.
Jardines del Campo del Moro
Desconocido incluso para muchos madrileños, los jardines reales del Campo
del Moro es un estupendo espacio de recreo situado bajo el Palacio
Real,
tras el gran desnivel que daba fortaleza defensiva a las antiguas murallas
madrileñas. Es un lugar donde tomarse un descanso y disfrutar de la naturaleza.
Para hacernos una idea del origen de su curioso nombre hay que saber que las
primeras murallas de Madrid estaban donde hoy está el Palacio Real. En donde
hoy está este campo se asentaron las fuerzas almorávides que querían conquistar
Madrid en el año 1100. De aquel campamento surgió el nombre actual de Campo del
Moro.
No suele ser muy visitado porque aunque está junto al Palacio Real y
pertenece al Madrid
de los Austrias sin embargo su acceso sólo se puede realizar por el
Paseo Virgen del Puerto, metro Principe Pío. Por tanto
queda algo retirado del típico paseo turístico.
Este parque fue adquirido por la Corona Española en tiempos de Felipe II y
consiste en unas 20 hectareas de jardines. La entrada ofrece una vista
agradable con dos fuentes, Fuente de las Conchas, diseñadas por Ventura
Rodriguez.
Es posiblemente el jardín mejor cuidado de Madrid.
Templo de Debod
Se trata de un templo egipcio
del siglo II a. d C instalado en el Parque del Cuartel de la Montaña, cerca de
la Plaza de España. El templo fue donado a España por el gobierno egipcio para
evitar que quedara inundado tras la construcción de la gran presa de Asuán.
La construcción del templo la inició a
comienzos del siglo II a. C. el rey de Meroe Adijalamani, quien dedicó una
capilla a los dioses Amón e Isis. La capilla está decorada con
relieves. Posteriores reyes de la dinastía ptolemaica construyeron nuevas
estancias alrededor del núcleo original. Tras la anexión de Egipto al Imperio
Romano, los emperadores Augusto, Tiberio y, tal vez, Adriano, culminaron la
construcción y decoración del edificio.
En el siglo VI, tras la conversión de Nubia
al cristianismo, el templo fue cerrado y abandonado. Ya en el siglo XX debido a
la construcción de la presa , el gobierno egipcio lo regaló a la ciudad de
Madrid y fue transportado, reconstruido piedra a piedra y abierto al público en
su actual ubicación en 1972. La reconstrucción que se hizo en Madrid mantuvo la
orientación de su lugar de origen, es decir, de este a oeste. Para comprender
el significado de la ubicación del edificio, sus motivos decorativos y conocer
su historia, se exponen maquetas, vídeos y proyecciones audiovisuales sobre las
paredes.
TRIÁNGULO DEL ARTE
En Madrid encontramos en poco espacio, tres
de las mejores pinacotecas del mundo unidas por una de las principales avenidas
de la ciudad: el Paseo del Prado. A lo largo del camino, se puede disfrutar de
puntos tan emblemáticos como las fuentes de Cibeles y Neptuno,
del siglo XVIII, el Real Jardín Botánico o el Observatorio
Astronómico.
Museo Nacional del Prado
Edificio neoclásico diseñado por el
arquitecto Juan de Villanueva,alberga una de las colecciones de pintura
más importantes del mundo, con lo mejor de las escuelas de pintura española,
italiana y flamenca del período comprendido entre los siglos XII y XVIII.
Brillan con luz propia cuadros como Las Meninas o La familia de Felipe IV de
Velázquez, las Majas de Goya o el Jardín de las Delicias de El Bosco, además de
obras de artistas de la talla de Tiziano, Rubens o El Greco. Desde su
inauguración en noviembre de 1819, el Museo del Prado ha estado en
constante crecimiento. Sin embargo, la mayor ampliación de su historia se llevó
a cabo en 2007. En el nuevo edificio, diseñado por el prestigioso arquitecto
español Rafael Moneo, destaca el uso del cristal para lograr una iluminación
natural, y las monumentales puertas de bronce, obra de la escultora Cristina
Iglesias.
En el Museo del Prado hemos seleccionado una serie de obras
Museo
Thyssen-Bornemisza
Esta pinacoteca representa la transición idónea; un nexo entre las obras
más clásicas del Museo del Prado, y las contemporáneas del Centro de
Arte Reina Sofía. Es una de las colecciones privadas más valiosas del
mundo. La necesidad de espacio para exhibir las adquisiciones motivó la
construcción de un nuevo inmueble que mantiene la homogeneidad con el ya
existente, el Palacio de Villahermosa. El recorrido arranca con la pintura
occidental del siglo XIII y llega hasta las corrientes más destacadas de los
siglos XIX y XX. En su fondo artístico sobresalen las obras de carácter
impresionista, las vanguardias y el Pop Art de los años 60. En sus salas
cuelgan cuadros de maestros como Monet, Van Gogh, Cezanne, Klee o Kandinsky,
entre otros muchos.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Vanguardista y a la última. Quizá sean los calificativos que mejor definen
al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía . Es el espejo de las tendencias
artísticas más innovadoras y un referente en cuanto a arte contemporáneo. En su
interior también encontramos El Guernica, la universal obra de Pablo Picasso.
Miró, Dalí, Tàpies, Juan Gris o Chillida, entre otros, contribuyen a la riqueza
de fondos de este museo. En el aspecto arquitectónico, las instalaciones de su
ampliación están firmadas por el famoso Jean Nouvel.
Aquí visitaremos El Guernica de Picasso , 1937.
Esta obra testimonia mejor que ninguna otra la participación apasionada de
Picasso en el sufrimiento humano y su furibundo juicio moral sobre la violencia
sanguinaria. La gran tela se inspiró en el trágico bombardeo, acaecido el 26 de
abril de 1937, en la ciudad vasca de Guernica durante la Guerra civil española
(1936-1939) obra de la aviación nazi-fascista. Se trató de una bombardeo aéreo
durísimo, uno de los primeros de la Historia, en el que perecieron centenares
deciviles mientras la ciudad fue devastada y en buena parte arrasada.
Entre tanto, en enero de aquel año, Picasso había recibido el encargo de
realizar un gran mural para el pabellón español de la Muetra Internacional de
París prevista para el verano. Hasta abril no había realizado nada pero la
terrible noticia del episodio de Gernica , que estaba indignando a toda Europa,
llevó aal artista a una elección muy fuerte, una posición de condena y de
compromiso social que nunca se había visto en las obras de Picasso.
Como Goya en los Fusilamientos del 3
de mayo de 1808, también Picasso se posiciona de parte de los oprimidos “por
que ante un conflicto que pone en juego los más altos valores de la humanidad,
los artistas no pueden quedar indiferentes.” Así, solo seis días después del
bombardeo , Picasso comenzó a trabajar en el mural y , en apenas un mes y
medio, empujado por un incredible furor creativo, realizó una cincuentena de
esbozos y bosquejos.
La técnica utilizada por Picasso, óleo sobre lienzo, no es un trabajo en
curso en cuanto que el pintor tenía un plazo de vencimiento que respetar y
trabajó en modo febril completando en
dos meses la obra y terminándola el 4 de Julio de 1937. El trabajo está
documentado por una serie excepcional de fotografías , sacadas por su compañera
Dora Maar, que siguen todas las mutaciones del proyecto hasta la redacción
final. Los elementos de la composición , intensamente dotados de valores
simbólicos, son estudiados individualmente y luego ensamblados.
Se puede observar como en la primera escritura había un puño cerrado en
alto, dirigido hacia el Sol, elementos que desaparecieron en la version final,
quizás por que el gesto del puño contiede una connotacion política que el
artista no quería dar:no es una lucha entre derechas e izquierdas, es algo más
universal. Es el mal que el hombre que consigue hacer a sus iguales, es el sueño de la razón que
genera monstruos, por citar de Nuevo a Goya.
Picasso, al pintar cada figura, reinterpreta obras del pasado como El
incendio del Borgo de Rafael, la Ttragedia de los Inocentes de Guido Reni y la
ya citada Los fusilamientos de Goya. En la figura del caballo denunciaría
incluso la memoria del “Triunfo dela muerte “ del Palcio Sclafani, hoy
conservada en el palacio Abatellis en Palermo ( en 1917 el pintor ya había
hecho un viaje a Italia pasando por esta ciudad y en una carta a Guttuso
declaró haberse inspitado en el gran fresco siciliano)
Picasso no hacía nunca un misterio de sus multiples Fuentes de inspiración.
Le encantaba decir “ A mí me gusta toda
la pintura” y “Los buenos artistas copian, los grandes artistas roban”. Son
de hecho innumerables las obras en las
cuales el pintor reinterpreta sujetos de los artistas del pasado, para él el arte no envejecía jamás. Pero en El
Guernica Picasso ha dejado un mensaje aún más preciso: es toda la cultura de
Occidente la que está siendo violada en un acto brutal por la barbarie de la
guerra.
El estilo puede ser definido todavía como cubista, por la visión simultánea
de varias partes del objeto, si bien el cubismo no era un movimiento comprometido
desde el punto de vista político. Los cuerpos están descompuestos,
simplificados, el espacio se fragmenta con ellos.
El soldado caído, en particular, es una síntesis extrema de las formas
humanas. (…)
Uno de los elementos lingüisticos más evidentes en el Guernica es la
ausencia de color.
DÍA 3
VISITA A TOLEDO
Un poco de Historia
La primera
mención escrita de Toledo es del año 192 a.C y ya entonces parece ser una importante ciudad
romana por estar en el camino de paso a la Bética. En época romana tuvo
templos, teatros, anfiteatros y hasta un circo con capacidad para 13.000
espectadores.
Después de la
época romana en el siglo V llegan los visigodos y establecen en Toledo la
capital de su reino y también la sede del arzobispado.
Con la
ocupación árabe, en 711, Toledo cae rápidamente bajo el dominio musulmán pero
su población fue en su mayoría mozárabe . Con Al Hakam I ( principios S.X) la
ciudad subleva, soobre todo su población muladí, pues muchos de los mozárabes
se habían convertido al Islam. La sublevación se castigó con la decapitación de
5000 toledanos durante un banquete al que fueron invitados para tenderles una
emboscada. Con Abd- al Rahman III la ciudad se somete completamente al dominio
árabe.
Toledo fue
ciudad de historiadores, médicos, matemáticos y astrónomos. Tuvo 12 mezquitas,
numerosos baños y zocos. La Mezquita Mayor (situada en el solar de la actual
catedral)
Aquí vivieron
musulmanes, judíos y cristianos. En 1085 Alfonso VI e Castilla reconquista
Toledo y la convirtió en la cuna de la tolerancia entre las tres culturas. Con
Alfonso X El Sabio (siglo XIII) se establece la Escuela de Traductores
convirtiéndose así en centro intelectual europeo.
En el siglo XIV
comienzan las persecuciones de judíos conversos y con los Reyes Católicos se expulsa a judíos y se siguen los procesos
contra aquellos que decidieron convertirse al cristianismo. Toledo en esta
época se engrandece aún más.
Con Carlos V en
1520 Toledo es una de las muchas ciudades que se sublevan contra el monarca.
A partir de
Felipe II y del establecimiento de la capital en Madrid, Toledo se debilita .
Durante los siglos XVII y XVIII las crisis, epidemias y la descomposición de la
industria local (acerías) llevó a la ciudad a su declive.
Durante la
Ilustración vio un pequeño resurgir , demasiado débil para compensar la
influencia negativa de la Guerra de Sucesión y la de Independencia.
En la Guerra
Civil fue escenario de encarnizados enfrentamientos entre republicanos y
“nacionales”.
Desde la
instauración de la democracia pasó a
convertirse en capital de Castilla La Mancha y desde 1986 es ciudad Patrimonio
de la Humanidad
La ciudad nunca estuvo dividida de
una manera clara por barrios de cada una de las religiones, pero sí existen
zonas de una mayor influencia de cada una de ellas.
Toledo cristiano
Toledo fue cristiana desde el siglo
IV, siendo parte del imperio de Roma, lo fue durante el reino visigodo
(pugnando con la doctrina arriana) y pasó los siglos de convivencia entre las
tres religiones, la musulmana, la judía y la católica, hasta la llegada de la
Reconquista.
En el siglo XVII la entonces
"ciudad convento" contaba con casi setenta edificios de usos
eclesiásticos o afines como colegios, hospicios, hospitalitos, capillas.
Las iglesias de fundación más
antigua como Santa Justa y Rufina, fueron remodeladas varias veces, según las
necesidades y gustos de sus protectores. Después de las desamortizaciones
decimonónicas, muchos de estos edificios pasaron a tener usos civiles, privados
o administrativos.
Toledo árabe
La estructura urbana de Toledo es
árabe, con sus calles estrechas y sinuosas, sus casas cuyos tejados casi se
tocan, pero las ventanas nunca se miran de frente. Edificios que encierran a la
vista pública sus joyas más preciadas, los patios llenos de verdor, azulejos y
fuentes de agua. De la docena de mezquitas que existieron quedan dos, la del
Cristo de la Luz, del año 999 y la de Tornerías, algo posterior.
La mezquita mayor estaba en el
emplazamiento actual de la catedral, pero parece ser que no fue un edificio
notable, sólo espacioso para poder acoger a todos los habitantes varones de la
ciudad. Los barrios del sur, colindantes con el río, estaban ocupados por las
tenerías, tintorerías y otras instalaciones relacionadas con el agua. Se supone
que allí construyó su legendario reloj y calendario acuático el gran astrónomo
Azarquiel.
Las puertas de Alfonso VI o Bisagra
Vieja, la del Vado y la de Alcántara y de Doce Cantos tienen estructuras
árabes. La noria en la orilla del Tajo, en el parque Safont, es herencia de las
técnicas de regadío musulmanas. Pero sobre todo, la herencia más patente y
omnipresente es la estética mudéjar en la arquitectura y decoración con el uso
del ladrillo, la mampostería, los variados arcos entrelazados, las techumbres
de madera y las ricas yeserías, utilizadas durante siglos en todo tipo de
edificios, incluida la catedral.
Toledo judío
Las dos únicas sinagogas que
permanecen en pie actualmente inducen a llamar el barrio donde se encuentran,
la Judería, donde se supone hubo mayor concentración de la población hebrea,
aunque en realidad en la ciudad llegó a haber un total de diez sinagogas
repartidas por todo su emplazamiento.
.
El comercio era una de las
actividades principales de los judíos, que vivían encima de sus tiendas y
talleres. No se puede descartar que no hubiera judíos en la calle de la Plata,
pues eran reconocidos plateros, o en cualquier otra parte de la ciudad.
Monumentos
Catedral
Ocupa un lugar que parece ser
siempre fuera sagrado, al ser el emplazamiento de la mezquita mayor,
sustituyendo ésta la catedral visigoda, posiblemente levantada sobre otra
anterior.
La construcción del actual edificio
empezó bajo el reinado de Fernando III
el Santo. Se conocen los nombres de los primeros maestros de obra: Martín, a
quien se deben las trazas de la planta al estilo gótico clásico francés y su
sucesor Petrus Petri. La planta del templo es llamada de salón, por estar inscrita
en el plano de un rectángulo. El alzado marca la cruz, creando una forma
vertical triangular, ya que la nave central y el transepto tienen mucho mayor
anchura y altura que las naves laterales, siendo las naves exteriores las más
bajas.
Es muy interesante subir a alguna de
las torres en Toledo que permiten descubrir .
La puerta más antigua del templo es
la del transepto norte, inspirada a la correspondiente puerta de la catedral
parisina de Notre Dame, dada la mucha importancia que el gótico francés
otorgaba a estas entradas.
El parteluz con la Virgen y el Niño introduce
el tema de las escenas de la vida de Cristo, esculpidas sobre su tímpano. Es
una especie de catecismo en piedra para los fieles del siglo XIII. Hay que
leerlo de continuo empezando por el extremo inferior izquierdo, desde la
Anunciación hasta el Juicio final y el Tránsito de la Virgen en lo alto.
Su actual cúpula de piedra es de
principios del siglo XVII, cubriendo la capilla de Corpus Christi, destinada
por mandato del cardenal Cisneros a la recuperación del rito mozárabe,
sustituido por el católico, coincidiendo con la conquista cristiana de Toledo,
1085.
La torre, con sus noventa metros de
altura, fue terminada con el último cuerpo octogonal, rematado con el alcuzón
de pizarra y las tres coronas por el maestro Hanequin de Bruselas en el siglo
XV.
El rico repertorio escultórico
presente en cada rincón tiene funciones doctrinales y didácticas, además de las
artísticas. El coro al exterior muestra numerosas escenas del antiguo testamento,
y la Capilla Mayor del Nuevo.
El coro catedralicio de Toledo es un
rectángulo de tres lados y con dos filas de sillas situadas a diferente altura;
la primera destinada a beneficiados y cantores, es la del siglo XV, realizada
por Rodrigo Alemán. Para acceder a la silería alta hay accesos distribuidos
de la siguiente manera: uno en el fondo, que da paso directo a la silla del
arzobispo; dos situados en el centro de los laterales; más otros dos cercanos a
la verja. Los respaldos de la sillería baja son siempre pequeños porque sirven
de atriles a la sillería alta, es decir, en el coro todo se ajusta a su propia
funcionalidad. En la sillería alta, ejecutada por Felipe Vigarny y Alonso Berruguete en el XVI, es donde se da con mayor fuerza la expresión
simbólica.
También es muy importante el conjunto
de pinturas, sobre todo la excelente colección conservada en la Sacristía, que
cuenta con El Expolio y el Apostolado de El Greco, cuadros de Caravaggio,
Ticiano, Van Dyck, Goya, Morales, Rubens, Bassano y muchos más. Cabe mencionar
aparte a Juan de Borgoña y a Lucas Giordano, ya que sus pinturas más destacadas
son los frescos que revisten las paredes de la Sala Capitular, en el caso del
primero, y el techo de la Sacristía, del segundo.
San
Juan de los Reyes
El
monasterio de San Juan de los Reyes fue mandado construir por los Reyes
Católicos en la ciudad de Toledo, en acción de gracias por la victoria en
la batalla de Toro de 1476. En ella quedó zanjada definitivamente la guerra por
la sucesión al trono a favor de la princesa Isabel, hermana del rey difunto
Enrique IV, ya casada con Fernando frente a los partidarios de Juana la hija
del matrimonio ilegítimo del rey, su sobrina. Isabel defendió hasta el final su
derecho al trono por cuestiones de legitimidad y conveniencia para Castilla.
El cronista
de la Orden, Fray Pedro Salazar nos dirá un siglo después que fundaron
los reyes el templo “también porque le avia nacido el Príncipe, a quien
llamaron don Juan.
Lo traza y levanta la cabecera de la
iglesia y el crucero Juan Guas, el primero en ostentar el título de arquitecto
real. Por toda la fachada corre el cordón franciscano de la orden que ocupa el
edificio. La cabecera es poligonal con contrafuertes coronados por agujas o
pináculos, decorados con reyes de armas, heraldos a tamaño natural, que lucen
en sus vestimentas los escudos de los Reyes Católicos. El cimborrio sobre el
crucero es octogonal, coronado con crestería y decorado con más pináculos
góticos. Sobre la portada lateral hay un singular Calvario, donde está presente
la Virgen y San Juan, pero no Cristo. Éste está simbolizado por el pelícano que
se posa sobre la cruz, acorde con la creencia medieval que el ave era capaz de
alimentar a sus hijos con su propia sangre, siendo una especie de prefiguración
de la Eucaristía.
La iglesia tiene planta de salón con
un espacioso crucero para albergar los futuros túmulos funerarios. La cabecera
es poligonal, conformando un verdadero tapiz escultórico de resonancia mudéjar.
Se cubre con una bóveda de estrellas de ocho puntas y se apoya sobre trompas.
En el crucero en la nave se observa también la decoración epigráfica, también
de la tradición mudéjar, aludiendo estos letreros a la conquista de Granada. La
entrada estaba pensada por el extremo de los pies de la iglesia con el coro
alto, conduciendo la nave al altar mayor, según va creciendo la iluminación de
los espacios. Los repetidos escudos reales en la capilla mayor fueron
realizados antes de 1492, ya que no aparece en ellos el fruto de la granada,
símbolo del reino entonces conquistado. Toda la decoración es repetitiva y
destinada a subrayar la magnificencia de los reyes. Isabel es simbolizada por
haces de flechas que representan la unión de fuerzas y por la "Y"
inicial de su nombre, en la grafía de la época.
Fernando está simbolizado por la
"F" y por el yugo con el lema "tanto monta. Aquí indica la
primacía de la razón de Estado sobre otras consideraciones, propia del
pensamiento de Maquiavelo. No es casual que los símbolos de cada uno de los
consortes empiecen con la inicial del nombre del otro.
Otro espacio clave es el claustro
cuadrado y de doble piso, una de las obras maestras del gótico final, dentro de
la estética hispano flamenca, que combina elementos góticos y mudéjares, muy
propia de Juan Guas. La longitud de sus lados con cinco vanos es justo la mitad
de la nave de la iglesia. El claustro bajo se cubre con bóveda de crucería de
tipo alemán, sin que los nervios se junten en el centro, por lo tanto, sin
clave.
El claustro superior presenta un
artesonado de madera con la típica lacería mudéjar. Las columnas, arcos y
pilastras están recubiertos por motivos vegetales y animales, muchos de ellos
también provistos de carga simbólica. Entre ellos aparecen figuras humanas,
aisladas o formando escenas, como un niño apuñalando un águila, un mono jinete
en un perro tocando la flauta, otro sentado sobre un orinal y muchas más,
propias del repertorio del gusto gótico. Aunque algunos pueden proceder de la
restauración del siglo XIX. Por todo el claustro están repartidas esculturas de
personajes bíblicos sobre peanas y bajo doseletes. La escalera que conduce al
claustro alto presenta ya motivos renacentistas, una bóveda de media naranja,
máscaras, veneras, casetones, muestras del quehacer de Alonso de Covarrubias.
Llaman la atención las cadenas colgadas
en los muros exteriores de la iglesia. Corresponden a los cautivos liberados en
la larga campaña de Granada y se colgaron en 1494, como exvoto y símbolo del
triunfo de la fe cristiana. Completan bien la intencionada decoración del
edificio.
La mezquita de Bab al Mardum
Situada junto a una de las puertas del recinto amurallado
es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana y
mudéjar en España. Pequeño como las joyas, este valioso edificio milenario,
supone un ejemplo único de la pervivencia del arte de Al-Ándalus: una mezquita
o pequeño oratorio de época califal a la que dos siglos después, al ser
transformada en iglesia se va a añadir un ábside siguiendo el estilo del
edificio primitivo dando lugar al arte mudéjar, en perfecta combinación y
simbiosis.
Un encargo suntuoso
La inscripción descubierta en 1899 permitió fechar el
edificio en el año 999 de nuestra era y vincularlo a la prestigiosa familia de
los Banū l-Hadīdī:
“Basmala. Hizo levantar esta mezquita Ahmad ibn Hadidi,
de su peculio, solicitando la recompensa ultraterrena de Allah por ello y se
terminó, con el auxilio de Allah, bajo la dirección de Musa ibn Ali, el
arquitecto, y de Saada, concluyéndose en Muharraq del año trescientos noventa”
(Inscripción fundacional, 13 de diciembre del año 999/11 de enero del año
1000).
Aún así, desconocemos si la mezquita tuvo condición de
lugar privado vinculado a la residencia de la familia, o bien fue erigida como
fundación piadosa para todo el pueblo.
Se levantó en un barrio importante en el que se han
localizado casas-palacio de personajes ilustres, por su proximidad a la
Alcazaba, denominada Al Hizam o Ceñidor, junto a una de las principales vías de
acceso a la medina o ciudad y frente a una de sus puertas. El edificio original
fue sobresaliente por su gran suntuosidad, al estar originalmente exento y
elevado con respecto a la cota de la calle, con una pequeña plaza en su lado
norte desde la que se accedía por una escalinata.
Una
copia en miniatura de la mezquita de Córdoba
Sus elementos
constructivos y decorativos, como bóvedas, arcos de herradura con peralte,
dovelaje, arquerías, cimacios de planta cruciforme…, tienen una inspiración
clara en la Mezquita de Córdoba, y especialmente en la ampliación de la sala de
oración ordenada por el califa Al-Hakam II, tan solo 30 años antes. Las bóvedas
son réplicas fragmentadas o completas de las bovedillas trazadas en la capital
de Al-Ándalus. Sin embargo aquella se construyó en piedra y en ésta, los muros
se construyen en ladrillo con mortero de cal, las fachadas con mampostería
encintada y el muro de quibla, al sureste y el muro suroeste reutiliza la
sillería.
La
planta con esquema en T
Su planta es
prácticamente cuadrada de pequeñas dimensiones, alrededor de los 8 metros
cuadrados, distribuida mediante cuatro columnas en 3 naves paralelas cruzadas
por otras 3 naves en sentido transversal, quedando el espacio dividido en 9
tramos cuadrados, cubiertos con bóvedas totalmente distintas. Las columnas son
reaprovechadas, sin basa y con capiteles visigodos de labra tosca en tres de
ellas, y el cuarto, reconstruido tras la restauración de 1909, como bien
recuerda la fecha inscrita en él. Sobre ellos, los cimacios cruciformes
distribuyen arcos de herradura en todas las direcciones. Un segundo cuerpo
contiene paramentos horadados por vanos adecuados en torno a los ejes del
edificio: un eje longitudinal en la nave central y otro transversal paralelo al
muro de la quibla situado en el lienzo sureste.
Fachadas dibujadas en ladrillo
La fachada de la calle
del Cristo de la Luz que es la que ostenta la inscripción, está formada por
tres arcos: de medio punto el central, pentalobulado el izquierdo, y de
herradura prolongada el derecho. Según los arqueólogos en origen nunca fueron
puertas sino ventanas de la fachada lateral. Por encima, un segundo cuerpo con
arcos de herradura ciegos entrecruzados, y sobre ellos, una franja calada de
ladrillos formando una red de rombos, enmarcada por ladrillos en esquina que
sirve de base a la inscripción en letra cúfica.
La que fuera fachada
principal, hoy al noroeste tiene tres arcos de herradura prolongada, cobijados
por tres arcos de medio punto enmarcados con cintas de ladrillo, en referencia
a las múltiples y dobles arquerías de la Mezquita de Córdoba. En el tercer
cuerpo una franja de arcos de herradura ciegos bajo arcos trilobulados es
coronada por una doble franja de ladrillos en esquina.
Sinagoga de Santa María la Blanca
Construida en el siglo XIII, guarda
las características del mudéjar toledano, fue levantada como sinagoga hasta que
en el siglo XV se transforma en una iglesia. Tiene la planta de salón de cinco
naves paralelas con alturas progresivamente decrecientes hacia el exterior y
apoyadas en arquerías de herradura sobre pilares octogonales. Todo ello de
ladrillo convenientemente enfoscado y blanqueado, con capiteles de artística
yesería.
En los muros, albanegas, arquerías
ciegas y frisos; pueden admirarse delicados atauriques de influencia andaluza,
algo más modernos y originalmente policromados. En el siglo XVI se convierte en
beaterio y el cardenal Silíceo encomienda al arquitecto Alonso Covarrubias la
realización de las tres capillas en la cabecera, coronada la central con una
bóveda de media naranja sobre trompas y las otras se cubren con cuartos de
esfera sobre pechinas.
EL GRECO
Ya Goya y, después de éste, Picasso y otros autores,
verían en el Greco al primer impresionista.
Efectos tan sorprendentes como el claro reflejo del
rostro de San Esteban en la armadura del Señor de Orgaz, no son sino borrones
cuanto más de cerca se observan. Doménikos estudió pintura en Creta, su isla
natal, convirtiéndose en pintor de iconos.
Algunas reminiscencias de ese estilo son evidentes en sus
trabajos posteriores. Trabajó en Venecia, en el taller de Tiziano, y en Roma,
estudiando las obras de Miguel Ángel. Finalmente se establece en Toledo en
1577. Su vida, llena de orgullo e independencia, siempre tendió al
afianzamiento de su particular y extraño estilo, evitando cuidadosamente las
imitaciones. Un contemporáneo lo definió como un "hombre de hábitos e
ideas excéntricos, tremenda determinación, extraordinaria reticencia y extrema
devoción".
El entierro del Señor de Orgaz de El
Greco en la Capilla de San Tomé
DON GONZALO RUIZ DE TOLEDO
Don Gonzalo Ruiz de Toledo, fue un piadoso noble del
siglo XIV, que quiso dejar testimonio de su fe de muy diversas maneras. Entre
estas se hallaban ciertas disposiciones testamentarias a favor de esta
parroquia de Santo Tomás Apóstol, lugar escogido para su eterno descanso.
En 1564 se realiza una inscripción que recogía el relato del milagro acaecido durante las
exequias de D. Gonzalo, en las que bajaron del cielo San Agustín y San Esteban
para enterrarlo, mientras se oía una voz que decía: “tal galardón recibe quien
a Dios y a sus santos sirve”
De este modo el Señor de Orgaz tenía el honor de ser
depositado en su tumba por aquellos dos santos como premio a la ejemplaridad de
su vida de fe. El milagro fue oficialmente reconocido en 1583, y el párroco D.
Andrés quiso dejar testimonio imperecedero encargando un lienzo que presidiera
la recién remodelada capilla del señor de Orgaz. Para esto se sirvió del mejor
pintor que por aquel entonces había en la ciudad: Doménikos Theotokópoulos, más
conocido por sus conciudadanos con el sobrenombre de El Greco.
EL CUADRO
El cretense se servirá de su vasto conocimiento de la
tradición iconográfica oriental para transmitir su propia visión sobre los
grandes temas que integran el cuadro. El arte al servicio de un genio; un genio
al servicio de la fe.
Este cuadro representa las dos dimensiones de la
existencia humana: abajo la Tierra, la muerte, arriba el Cielo, la vida eterna.
El Greco se lució plasmando en el cuadro lo que
constituye el horizonte cristiano de la vida tras la muerte, iluminada por
Jesucristo. Son dos mundos claramente diferenciados por el estilo y el uso de
la luz y el color.
La luminosidad representada en la parte superior
del cuadro refleja una clara influencia de la escuela veneciana en la pintura
del Greco. Esta luminosidad contraste especialmente con la mitad inferior del
cuadro; mitad que representa lo terrenal. El Cielo, pintado al estilo de la
tradición iconográfica oriental, se presenta lleno de la luz que mana de la
figura central: Jesucristo. La Virgen María a su derecha y San Juan Bautista a
su izquierda aparecen dentro del triángulo de luz que irradia, mientras que el
resto de los personajes representados en la esfera celestial estarán más
iluminados en la medida en que se sitúen más cerca de Jesucristo.
Encontramos aquí también una gran abundancia de
tonalidades: azules, rojos, verdes, ocres.... Por el contrario, en la esfera
terrestre hay una ausencia casi total de luz; un mundo oscuro sólo iluminado
por las seis teas enarboladas por algunos de los personajes asistentes al
entierro. Del mismo modo destaca la ausencia del color que queda ceñido casi
exclusivamente al uso de negros y grises.
Sólo existe una nota discordante respecto a todo lo
descrito: las dos figuras que sostienen al difunto: San Esteban y San Agustin,
vestidos con dalmática en dorado y rojo (símbolo del martirio) y mitra y
casulla doradas, respectivamente. Con este modo de iluminar la escena, El Greco
consigue no sólo hacernos ver las diferencias entre un mundo y otro,
diferencias sólo salvables por medio de la Cruz, único camino de unión entre
ambos como representa la cruz que está a la derecha, sino llamar nuestra
atención principalmente hacia el Cielo y no hacia la Tierra, según el
pensamiento cristiano en el que la meta es Cristo.
La muerte
A medio camino entre el Cielo y la Tierra
encontramos a un ángel que transporta en sus manos una especie de feto o crisalida,
símbolo del alma del Señor de Orgaz. Y que está entrando a través de unas nubes
que asemejan un útero materno. De este modo la muerte se nos presenta no como
un final sino como un principio, un nacimiento a la vida eterna. La muerte es
un parto a la otra vida.
El Greco eligió el estilo de la escuela flamenca,
muy sobrio y realista, para transmitir el espíritu religioso de la época en la
parte terrenal del cuadro. A través de los rostros de los personajes, todos
ellos nobles contemporáneos suyos, el Greco representa de diversa forma la
actitud del hombre hacia la muerte: unos meditando, otros llorando, otros
comentando entre sí el acontecimiento. Finalmente otros se dan cuenta del
milagro, cuando sube el cuerpo a la Gloria.
Hay un especial esmero por representar a estos
personajes siempre con la indumentaria de la época y ésta siempre representando
el rango social de cada personaje. Así, el señor de Orgaz está ataviado con
armadura de caballero castellano. Al igual, la nobleza y el clero según su
época.
En la casulla de San Esteban se pueden apreciar las
influencias de pintores como Tiziano, en la pincelada suelta y el color rojo.
En otros detalles de la casulla, como la representación del martirio, se
aprecian influencias de los estudios de anatomía de Miguel Ángel.
Día 4
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
El Real Monasterio de
San Lorenzo de El Escorial es el monumento que mejor resume las aspiraciones
ideológicas y culturales del “Siglo de Oro” español, expresadas aquí mediante
una síntesis original de formas artísticas italianas y flamencas por impulso de
Felipe II.
Agrupando en un edificio
varias funciones, San Lorenzo el Real nace como un monasterio de monjes de la
orden de San Jerónimo, cuya iglesia sirviese como panteón del Emperador Carlos
V y de su mujer, así como de su hijo Felipe II, sus familiares y sucesores, y
donde los frailes orasen ininterrumpidamente por la salvación de las personas
reales. Asimismo, cuenta con un palacio para alojar al rey, como patrono de la
fundación, y a su séquito. El colegio y el seminario completan la función
religiosa del Monasterio, y la Biblioteca se establece para estos tres centros.
Este esquema se mantiene, en cierto modo, en la actualidad. La figura de Carlos
V es decisiva en la fundación de este Real Sitio por lo mucho que influyó en el
espíritu de su hijo, por el ejemplo de sus últimos años pasados entre los
monjes jerónimos de Yuste y por la necesidad de dotarle de una digna sepultura.
Una vez decidido a
fundar el Monasterio, Felipe II comenzó en 1558 a buscar su emplazamiento, que
quedó fijado a finales de 1562, comenzándose la obra según el proyecto o “traza
universal” de Juan Bautista de Toledo. En 1571 la parte del convento estaba ya
más o menos concluida; en 1572 se comenzó la “casa del rey” y en 1574 la
Basílica, finalizada en 1586 y consagrada en 1595, fecha que puede considerarse
la del final de la Obra, aunque la última piedra se colocase en 1584 y la tarea
decorativa se prolongase algunos años. El rey supervisó con cuidado toda la
construcción. No puede considerarse desde luego obra de un arquitecto, sino
fruto de una compleja colaboración en la que destacan dos proyectistas, Juan
Bautista de Toledo y Juan de Herrera. Al primero, que había trabajado en el
Vaticano como ayudante de Miguel Ángel, le corresponde la disposición de la
planta general y la mayor parte de las trazas. Durante el periodo en el que el
segundo dirigió las obras se edificó la mayor parte del conjunto, y en ello
bastantes partes que no habían sido diseñadas por Toledo. Teniendo en cuenta
las numerosas consultas a otros arquitectos italianos y españoles para llegar a
las síntesis finales, hay que considerar que la obra de El Escorial es una
emanación particularísima del carácter de Felipe II.
Esenciales en el
conjunto de El Escorial son la Biblioteca Real y los panteones: el de reyes y
el de infantes.
Felipe II vivía en San
Lorenzo de Semana Santa a otoño, sobre todo al final de su vida; sus sucesores
pasaban aquí por lo general dos o tres semanas en noviembre. Fue Felipe V quien
estableció la costumbre de pasar aquí todo el otoño hasta principios de
diciembre, y esa regla fue seguida por el resto de los Borbones hasta Isabel
II.
El Monasterio quedaba
aislado en medio del campo, con sólo unos edificios de servicio para el palacio
y el monasterio: las dos casas de oficios y la Compaña. Pero Carlos III ordenó
la creación de una pequeña ciudad cortesana cuyo arquitecto fue Juan de
Villanueva, quien asimiló a su formación clasicista italiana el espíritu
nacionalista que El Escorial adquirió para la cultura de la Ilustración
española. Destacan entre sus obras la Casa de Infantes y la del Ministro de
Estado.
Jardines del
monasterio y de las casitas
Dos lados del Monasterio
–Norte y Oeste- están flanqueados por la Lonja, y los otros dos por los
jardines en terraza, a la italiana, con trazados rectilíneos de boj podado en
recuadros. A lo largo de la fachada sur y parte de la oriental se extiende,
bajo las ventanas de las celdas monásticas, el jardín de los frailes. Más allá
de éste, en un nivel inferior, se encuentra la huerta que también estaba
organizada mediante calles rectilíneas.
La terraza al Este del
edificio está ocupada por otros jardines cerrados, similares en todo al de los
frailes pero separados de éste por muros con hornacinas puesto que estaban
destinados a las personas reales, ya que rodean la Casa del rey y amenizan la
vista desde las ventanas de palacio.
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