La España de Goya
(1746-1828) es la va a ver el intento de ruptura con la vieja España del
Antiguo Régimen, pobre, anquilosada en viejas estructuras estamentales y
gremiales, agraria y de una religiosidad profundamente supersticiosa. La
invasión napoleónica dio al traste con las esperanzas de aplicar las reformas
ilustradas y los principios liberales. Tras la tragedia que supuso la guerra de
Independencia, la vuelta a la brutal tiranía del absolutismo de Fernando VII
perpetuaría a España en el atraso con respecto a sus vecinos europeos. Goya fue
testigo de excepción de todos estos acontecimientos, y de ellos dejó buena
cuenta en su obra, a veces con una visión crítica, irónica, mordaz y cruel.
Llama la
atención que en esa España atrasada cultivara Goya su genio, pero no solo eso,
si no que su obra fue apreciada, pues se rodeó de un excelso grupo de
intelectuales ilustrados. Tras la
guerra, la vuelta de Fernando VII
supuso para él una realidad difícil de aceptar, a pesar de ser pintor de
cámara crítica y la
persecución de liberales le hizo optar por el exilio a Burdeos, Francia, donde murió en 1828.
Goya coincide de
pleno con el Neoclasicismo. Pero su carácter y su genio encajan mal con sus
presupuestos y supera a sus contemporáneos abriendo nuevos caminos estéticos
que rompen con el clasicismo. Formado en el Rococó, recibe también influencias
neoclásicas pero llegará a adelantarse al Romanticismo en su interés por
explorar las emociones, influyó notablemente en el Impresionismo por sus
preocupaciones lumínicas y en el Expresionismo, por su manera de deformar las
figuras acentuando su expresividad para impactar al espectador. También puede
decirse que se adelantó al Surrealismo en su interés por explorar el
subconsciente y el mundo de los sueños.
Su influencia es
tal en la historia del arte que se le puede considerar el fundador de la
pintura contemporánea.
Primera etapa: Goya rococó y neoclásico.
Goya nació en
Fuendetodos, Zaragoza , en 1746 y se formó en el taller de José Luzán. Ya en
1771 viaja a Italia donde participa en un concurso con la obra Aníbal
pasando los Alpes.
En esos años
ejecuta obras con presupuestos neoclásicos : Sacrificio a Vesta, pero
Goya no se siente cómodo en este estilo pues prefiere el color a la línea y su
idea de lo bello no coincide con los rígidos principios del clasicismo. Ni
siquiera cree que lo bello deba a ser el objeto del arte.
A su vuelta de
Italia realizó las pinturas de la Cartuja de Aula Dei, en Zaragoza y la bóveda
del Coreto de la Basílica del Pilar, influida por la pintura de techos
barroca.
En 1773 se casa
con Josefa Bayeu, hermana del pintor Francisco Bayeu, discípulo de Mengs y
pintor de Carlos III. Con estas influencias llega a Madrid y comienza a
realizar cartones para la Real Fábrica de Tapices. En los 17 años que estuvo realizando cartones capta el
estilo rococó preocupándose de la luz y la composición.
San Antonio de la Florida
El quitasol
refleja, como muchas de sus obras de aquellos años, escenas costumbristas con
personajes populares, género preferido por los reyes y la aristocracia. Los colores son alegres, claros, la
pincelada diluida casi acuarelada
que muestra reflejos y brillos. Las composiciones son equilibradas y
ordenadas. Otros cuadros de la
misma época son La gallinita ciega, El cacharrero o La pradera de San Isidro.
El Cacharrero
El Parasol
En 1780 realiza
un Cristo
crucificado, muy influenciado por la pintura neoclásica de Mengs. También en la década de los 80
compagina sus cuadros de género para tapices con los retratos de personajes de
la aristocracia, captados con la elegancia rococó: La marquesa de Pontejos , La
duquesa de Alba y La familia de
los duques de Osuna. Son cuadros donde las figuras aparecen algo
envaradas y encorsetadas.
Los retratos de
la Duquesa
de Alba han suscitado muchas polémicas por el enigmático gesto con el
dedo índice señalando en el suelo las palabras “Sólo Goya”
En 1788 realiza una de sus obras más sorprendentes : San Francisco
de Borja asistiendo a un moribundo.
Destaca aquí que en un escenario barroco ya nos anticipa si característico
expresionismo: el rostro atormentado del moribundo y las terribles figuras que
acechan junto a su cama, seres fantásticos que por primera vez aparecen en su
obra, como si fueran los íncubos del moribundo. Exceptuando La pesadilla de
Füssli (1781)es la primera vez en la pintura europea moderna que se aparecen
estos seres producto del subconsciente. Este tema anticipa también el mundo de
la locura, tan presente en Goya y en los románticos.
Años de madurez
Sus contactos
entre ilustrados y aristócratas y su buen hacer le convirtieron en 1786 en
pintor de cámara de Carlos III y poco más tarde en el de Carlos IV.
A pesar de no
ser un hombre de gran cultura, su interés por lo que ocurría a su alrededor y
el respeto de los intelectuales de los que se rodeó hizo que surgiera en él una
conciencia social que le hizo luchar con sus armas contra la ignorancia y la
superstición. Critica en obras
como La boda los matrimonios desiguales o en El albañil herido denuncia las
duras condiciones laborales. Desde los años 92-93 los temas que critican la
realidad sociopolítica se multiplican en la obra de Goya : la pobreza, la
intolerancia de la Inquisición, la injusticia, el fanatismo etc. dominarán la
obra de Goya a través de grabados, lienzos y dibujos: El Tribunal de la Inquisición o La
casa de locos son prueba de ello.
Es en esta época
precisamente cuando sufre una enfermedad que le pone a las puertas de la muerte.
Sobrevive pero le queda una sordera como secuela. A partir de este suceso crece
su introspección pero también la originalidad de su obra: la pincelada se
suelta más , su pintura se vuelve más pesimista y cargada de mayor dramatismo.
Los retratos se vuelven
más naturalistas y psicológicos, captando con una gran capacidad de análisis la
personalidad de los retratados: La condesa de Chinchón, Francisco Bayeu
Jovellanos y una de sus grandes
obras : La familia de Carlos IV.
Jovellanos, el intelectual ilustrado,
apoya la cabeza pensativo sobre la mano en una mesa llena de documentos. Está
ensimismado. Sobre la mesa, una estatua de Minerva, diosa de la sabiduría,
parece darle su bendición.
En 1800 hace el
retrato de La Condesa de Chinchón. Capta de forma admirable su juventud y
melancolía subrayando la timidez e inseguridad de la joven, que con 20 años fue
obligada a casarse con Godoy. Se muestra embarazada, con riquísimo traje que
muestra su condición social. Está retraída sobre un fondo neutro, oscuro sobre
el que destaca la figura de la condesa en tonos grises y dorados de intensos
brillos. Goya crea un ambiente de
forma magistral tan solo captando la delicadeza de los materiales y la luz que
irradia la condesa.
La
familia de Carlos IV es del mismo año 1800. Goya nos ofrece una
novísima visión de un retrato real, en la que los personajes, de pie, en un
ambiente desprovisto de toda escenografía y efectismo , dan una imagen de opulencia
característica de nuevos ricos, llenos de condecoraciones y bandas, reunidos
casualmente en un espacio anodino con tan solo dos lienzos en la pared del
fondo. La inmediatez de la escena le acerca a la instantánea fotográfica. Las
figuras se disponen en friso , paralelas al plano del cuadro, en orden jerárquico
aunque destaca que en el centro de la composición esté, dominante , la figura
de la reina María Luisa de Parma, mostrando en su rostro su carácter ambicioso.
Sus hijos María Isabel, bajo su protección y Francisco de Paula, de su mano,
muestran en cambio rostros inocentes .
El rey Carlos IV
refleja un carácter bondadoso, abúlico y bonachón. El príncipe heredero, el
futuro Fernando VII, aparece a la izquierda de azul, ligeramente adelantado
respecto a su padre, en un gesto de arrogancia. Goya no sentía simpatía por él
y parece anunciar el futuro intento de derrocar a su padre. A su lado el
infante Carlos María Isidro queda ligeramente oculto y parece querer apartar a
su hermano, en un gesto entendido como de rivalidad fraterna, como se vería en
un futuro. Aparecen otros miembros de la familia. Pero destaca en un segundo
plano la figura de Goya. No es la primera vez que Goya se autorretrata pero en
esta ocasión lo hace junto a la familia real, en lo que parece un homenaje a Las Meninas de Velázquez. Goya se retrata también
a la izquierda del cuadro, tras un lienzo y simulando pintar …¿a la familia
real reflejada en un espejo? ¿a otros personajes que contempla la familia real,
que es captada de forma espontánea?.
La obra es de
una riqueza cromática excepcional: dorados, azules, rojos, todos ellos creando
vivos contrastes que destacan sobre la penumbra del fondo. La pincelada es
suelte, aplicando manchas de color que se deben contemplar con cierta
distancia.
Cuesta creer que
este retrato , de gran penetración psicológica de los personajes, que Goya
representó tal y como veía, fuera
bien recibido. Pero así fue. No hay adulación ni falsos embellecimientos. Todo
en él resulta auténtico.
De esta época
parece ser una de sus obras más misteriosas. La pareja compuesta por La maja vestida y La maja desnuda. Se
desconoce quién las encargó, cúando fueron pintadas o si son de la misma época.
Goya utiliza una técnica diferente para cada una de ellas. Sigue la tradición
de las Venus venecianas de Giorgione o Tiziano. Puede que incluso simbolicen el
amor Sacro (desnuda) y el profano (vestida) como había hecho Tiziano. Puede que
pertenecieran a una colección de desnudos de Manuel Godoy. Se ha especulado
mucho también sobre la identidad de la modelo. El caso es que son pinturas
únicas por sus características. La desnuda tienen una pincelada más cuidada,
creando una piel de aspecto aterciopelado. Es uno de los escasísimos desnudos
femeninos que muestra el vello púbico, confiriéndole un aspecto más terrenal y
sensual que el de las Venus del Renacimiento, a lo que contribuye un rostro con
mejillas sonrosadas . La vestida tiene una pincelada más suelta, cambia la gama
de colores , más fríos , incluso el rostro es más pálido.
Goya trabajó a
lo largo de su vida con la técnica del grabado. Su primera serie se conoce con
el nombre de “Los caprichos” (1799).
En ellos se denuncia la situación la sociedad española: los vicios de la
iglesia, la superstición y la ignorancia, dejando un resquicio para el humor.
En 1808 un
dramático acontecimiento va a cambiar el devenir del país: la guerra. El humor grotesco que había en la obra
de Goya desaparece. En 1810 comienza la serie de grabados Los desastres de la guerra. Es un alegato contra la crueldad
humana. Denuncia la represión, la miseria y la violencia. Goya se convierte en
reportero de guerra por su valor documental y testimonial. Goya fue el primero
en denunciar la barbarie de la guerra, alejándose de posturas maniqueas,
contemplando como la violencia arrastra a todos los contendientes, sin excepciones.
Sobre la
ocupación francesa realizó dos obras : Los fusilamientos del 3 de mayo y La carga
de los mamelucos o el 2 de mayo. Este último hace referencia al
levantamiento del pueblo de Madrid en 1808 contra un destacamento de mamelucos del ejército francés.
Este hecho fue el comienzo de la guerra que duró hasta 1813. Los fusilamientos recoge el momento en
el que durante la noche aún, los soldados franceses ejecutan a los civiles
sublevados. La composición se organiza entorno a la iluminación procedente de
una lámpara que confiere gran dramatismo a la escena. La luz separa a los
condenados, bañados por ésta, y a los franceses, en la oscuridad. El condenado
de la camisa blanca y pantalón ocre parece absorber toda la luz, dotándolo de
una fuerte carga expresiva, El pelotón de militares actúa al unísono,
cumpliendo órdenes sin cuestionarlas, como una máquina de matar. Los que van a
morir aparecen representados en las más variadas reacciones ante el destino
inminente: uno cubre su rostro con las manos, se ocultan, se muerden los
nudillos o aprietan los puños contemplando a los que acaban de morir, rezan….a
su lado un reguero de sangre de los cadáveres. La postura del hombre que
levanta los brazos recuerda a un Cristo crucificado y en las palmas de las manos
se aprecian estigmas. Una mujer a la izquierda con un niño en brazos también
parece una alusión a la virgen. El cuadro es un grito contra la irracionalidad
de la guerra. Todos los recursos están puestos aquí al servicio de la
expresividad: reducción de la gama de colores, en el que destacan el rojo, el
blanco y el ocre, escorzo dramáticos, grandes manchas de color y fuertes
contrastes lumínicos.
Esta obra tuvo
una influencia enorme en la obra de Edouard Manet: El fusilamiento del
emperador Maximiliano y en Masacre
en Corea de Pablo Picasso (1951).
A esta época
probablemente pertenezca El Coloso o El gigante, cuadro para
el que se han dado numerosas interpretaciones : el gigante puede ser el genio
protector de España contra los ejércitos de Napoleón; ello explicaría porque le
vuelve la espalda a las caravanas, donde todos huyen excepto una mula.
Cuado Fernando
VII restaura el absolutismo de una manera atroz, Goya realiza algún
retrato para el nuevo monarca. Sus retratos están exentos de cualquier atisbo de
adulación o idealización, Goya plasma lo que ve sin ningún tipo de adorno.
En estos años
parece refugiarse en una de sus pasiones: el toreo. Realiza la serie de
grabados La tauromaquia.
Pero Goya
decidió irse alejando progresivamente de la Corte . En 1820 adquirió la Quinta
del Sordo, a orillas del Manzanares. En sus paredes va a realizar uno de los
más sorprendentes ciclos de pinturas de la historia del Arte: las
pinturas negras.
En ellas refleja
un mundo esperpéntico y fantástico, con una técnica agresiva y rompedora que
sobrecoge al espectador. Ofrece en ellas una visión pesimista del mundo, con
imágenes de la crueldad humana y de la superstición y la ignorancia que él veía
en su época. Escenas de aquelarres, procesiones, viejos cadavéricos , luchas
violentas, exorcismos pueblan este mundo de rostros deformados con colores
oscuros, desapareciendo cualquier concesión al color. Estas pinturas abren el
camino al expresionismo del siglo XX. Entre sus obras destacan El
aquelarre y Saturno devorando a sus hijos. Ésta última es una de sus obras
más impactantes: a base de manchas de color , dibujo abocetado y de una
pincelada suelta consigue deformar la imagen del dios Saturno proporcionándole
una enorme fuerza expresiva.
De esta época
también es otra serie de grabados Los disparates, que plasman una visión
pesimista del ser humano .
En 1823 , tras
el fin dramático del Trienio Liberal, Goya pierde la esperanza de la
restauración del liberalismo. La década ominosa con sus deportaciones,
encarcelamientos y ejecuciones fue el momento que muchos españoles decidieron
marchar al exilio. Goya fue uno de ellos. En 1824 se va a Francia y se instala
en Burdeos donde parece encontrar la paz definitivamente, como se refleja en
una obra realizada pocos meses antes de su muerte en 1828: La lechera de Burdeos.
Obra hecha en tono lírico y amable, a base de pequeñas pinceladas que consiguen
un efecto de vibración de las luces que parecen anticipar el impresionismo.
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