lunes, 8 de marzo de 2010

EL GRECO



            Si es verdad que España ocupa un lugar importante en la arquitectura no es menos cierto que cuenta con un pintor del mismo estilo y de fama universal : El Greco. Pero el Manierismo en pintura ya se había introducido antes de 1575, fecha en que se supone que El Greco vino a establecerse a España. Había sido Luis Morales el introductor del Manierismo, con su misticismo sentimental, con la idealización de sus figuras mediante actitudes y gestos, por el alargamiento de las figuras y por la eliminación artificiosa del espacio, quizá porque quiere producir un impacto en el pueblo y lo consigue.
            Muy pronto va a asumir el manierismo pero de forma muy personal de manera que su pintura resulta fácilmente identificable, incluso va más allá pues si bien los primeros cuadros pueden introducirse dentro de este estilo, los últimos ya tiene unas características mucho más barrocas.
            A lo largo de su vida pueden distinguirse varias etapas en su pintura: la bizantina, la italiana y la española, si bien esta por ser la más larga, puede dividirse en otras. Como había nacido en Creta muy pronto se puso en contacto con la iconografía bizantina y por ello en un primer momento adopta los rasgos de este estilo que van a caracterizar su época de juventud aunque del todo nunca los abandona, especialmente en  lo referente a la expresividad y concepción del espacio. De esta época es el Tríptico de Módena. 

            Será en Venecia y en Roma donde el arte del Greco alcance su forma y tome las principales influencias :  de Tintoretto toma la composición de las figuras, de Tiziano , el colorido y el gusto por lo teatral y de Miguel Ángel las figuras vigorosas y las actitudes incluso violentas . El cuadro que resume su pintura italiana es La expulsión de los mercaderes del templo, donde en un ambiente tormentoso retrata a los principales artistas del Renacimiento poniendo ya de relieve la gran penetración psicológica y fuerte sentido crítico que tiene.

            Abandona Italia por una serie de razones poco claras pero parece que debió influir su deseo de trabajar en El Escorial, para lo que tenía que ponerse en contacto con Felipe II. Para ello le ofrece un cuadro: El sueño de Felipe II o La adoración del nombre de Jesús) y en él aparecen ya una serie de cualidades que reflejan el buen momento del artista: trata el espacio en diferentes planos de distinta altura, la luz, que no procede de ningún foco natural, produce destellos y brillos, el color es abundante y un efecto fantástico envuelve la obra. 

El rey lo acepta y un poco más tarde le encarga que haga otro para El Escorial: El martirio de San Mauricio, que consta de tres escenas sucesivas: en primer plano San Mauricio dialogando con los jefes militares, después en menor tamaño la decapitación del santo y al fondo, grupos de desnudos entre los que van a elegir los que van a morir mientras que el cielo es ocupado por coros de ángeles. Llama la atención el tratamiento especial y los colores pues son recursos artificiales; asimismo y para producir en el espectador determinados efecto , las alturas del suelo son irregulares y un espacio de por sí complicado, parece fragmentado , lo cual provoca en el espectador un cierto desasosiego . Además no es la forma clásica de tratar un martirio (sería un martirio en primer plano) La atmósfera no es cruel. Choca también que los que van a ser ejecutados vayan desnudos (esto es porque El Greco los ve como almas). Asimismo se ve ya la influencia hispánica al no poner fondo arquitectónico. También inicia algo que será muy utilizado: la división entre el plano terrenal y el celestial.

            El cuadro no gustó al rey posiblemente porque no lo comprende aunque no niega sus calidades pero no lo considera apropiado para figurar en la decoración de un sitio oficial.
            Por la misma época hace otros cuadros como La Trinidad, donde de nuevo volvemos a encontrar influencias de los grandes, a la que hay que añadir la de Durero especialmente en el detalle y e las posturas de los ángeles.

            A partir de este momento y como consecuencia de su decisión de retirarse a Toledo su pintura se va a hispanizar cada vez más, su personalidad se exagera y la espiritualización de sus personajes aumenta quizá como consecuencia de la  fuerte tensión espiritual que él estaba viviendo, quizá por su marcado misticismo. Fruto de este estado de ánimo es El Expolio cuyo protagonista es  Cristo que ocupa la mayor parte de la obra. Los episodios secundarios existen pero van agrupados para que no quede ningún espacio libre y es que toda la composición va al servicio de un plan.: concentrar las masas en torno a Cristo, que es el único que aparece completo y en forma almendrada, posiblemente por influencia bizantina. Incluso el colorido y la iluminación tienen el mismo sentido: el rostro de Cristo es el más iluminado y junto con la mancha roja de su túnica se contrapone a las caras sombría de los sayones y del tono gris del fondo. Hay en todo el cuadro una observación detallada de la realidad obteniéndose en las figuras tipos de acusado naturalismo , por ello el Expolio es como una profunda reflexión de un episodio en el que Cristo aparece como una víctima inocente de las pasiones humanas pero sin un espacio concreto, porque no se ve ni cielo ni tierra . El cuadro está muy de acuerdo con la tradición hispánica.

            Su obra maestra es El entierro del señor de Orgaz basado en una leyenda toledana del siglo XIV: el señor de Orgaz es enterrado por San Agustín y San Esteban y asisten un conjunto de caballeros italianos y toledanos entre los cuales van muchos contemporáneos del Greco. En lo alto va una visión cristiana de la gloria con figuras no realistas: en el centro Cristo como juez con María y San Juan que con sus cuerpos dibujan el esquema de una mandorla. Debajo va la figura de un ángel  en violento escorzo que lleva en sus manos el alma transparente e inmaterial iluminada por los pálidos verdes que las luces del cielo producen.

            El Greco divide el cuadro en dos sectores muy claros: el inferior, el terrenal, centrado en la ceremonia del entierro y el celestial representando la gloria y entre ambos el ángel como lazo de unión. La parte inferior es clasicista con una clara composición cerrada en sentido horizontal  pero tiene algún detalle clasicista como la mirada del niño conectando con el espectador. El superior es un espacio mucho más dilatado. Hay violentos escorzos. Utiliza nubes  algodonosas que serán muy frecuentes en él. La luz es artificial si un foco concreto.

            Otro objetivo pretende el Greco en este cuadro es unir el pasado, el presente y el futuro, representado por la leyenda, los retratos y la gloria. Hay un detalle que anuncia el Barroco: el momento elegido para representar el cadáver , justo cuando va a ser introducido en el sepulcro, que estaría en el mismo plano que el espectador.
            Esta obra será la puerta de entrada a los numerosos retratos de la sociedad toledana, unos identificados y otros no. A todos los retrata igual: con violentísimos contrates de colores , con profunda espiritualidad, sobre fondos oscuros. Un ejemplo es el Caballero de la mano en pecho.

            Luego su obra va a dar un giro en un ansia de perfeccionar más su estilo llegando a reflejar el auténtico arrebato místico: las figuras no serán reales ni por su alargamiento ni por el ambiente que les rodea. Su musculatura aumenta hasta llegar a la exageración, además parecen hechas para ser vistas desde abajo. Los cuerpos parecen llamear y pierden su sustancia corpórea siendo pura luz y color. De esta etapa es el Bautismo de Cristo, La Asunción, La anunciación.

            Entre tanto cuadro religioso hace  El Laoconte, de tema dramático, copia de la obra helenística, pero aquí no hay sensación de lucha e incluso aluna figura parece no tener músculos. La composición son dos líneas paralelas cortadas  por una diagonal, pareciendo anunciar el Barroco.


            Su último cuadro, La adoración de los pastores, quiere ser una síntesis de su pintura : si todavía son visibles las características de su última etapa , hay que añadir otra nueva , el tratamiento de la luz : frente a todos los cuadros anteriores que se limitaban a una luz irreal casi onírica, aquí hay un foco concreto de luz , el niño que ilumina lo que tiene alrededor y deja en sombra el resto ; esta forma de concebir la luz ya es plenamente barroca.

            La pintura de El Greco fue olvidada durante mucho tiempo pero hoy se considera como uno de los grandes genios y su obra, uno de los capítulos del más puro arte religioso.
           

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