domingo, 9 de mayo de 2010

VELÁZQUEZ


Breve biografía
Con los Austrias menores, Felipe III y Felipe IV, se aglutina un grupo de pintores en torno a la corte dedicados a hacer propaganda en un momento de guerras europeas.
A principios de siglo destacan Ribalta, Ribera, pintores que siguen la tradición tenebrista de Caravaggio o también Zurbarán, poco anterior a Velázquez.
            Velázquez (1599-1660) es el gran representante del Barroco español. De su formación sevillana hereda muy poco porque pronto se instala en la corte hasta su muerte. A los 11 años estaba ya empezando su formación como pintor en el taller de Francisco Pacheco, que tenía más importancia como teórico que como pintor, pues Pacheco formaba parte  del círculo de hombres cultos de Sevilla del siglo XVI, fundador de la Academia de Sevilla. El Tratado artístico de Francisco Pacheco es uno  de los tratados de arte de la pintura española.
            Velázquez se casa con la hija de Pacheco y éste intenta encauzar su vida artística y gracias a su prestigio Velázquez intenta una primera presencia en la Corte en 1622 pero fracasa. En 1623 vuelve a Madrid y triunfa gracias a las recomendaciones de su suegro y a la presencia en la corte del Conde-duque de Olivares, gran protector de las artes.
            Se instala en la corte como retratista y su vida transcurrirá en un creciente éxito porque será nombrado pintor de cámara. En 1626 se produce un encuentro con Rubens que será determinante en su formación ya que le aconseja que vaya a Italia a ponerse al día en materia pictórica. Entre 1629 y 1631 Velázquez va por primera vez a Italia; visita Venecia, Nápoles y Roma. En este viaje aprende y cambia totalmente el estilo de su pintura.
            Desde 1631 triunfa en la Corte y pinta y dirige las colecciones reales. Es además retratista oficial Italia le atrae e intentará desesperadamente volver , no consiguiéndolo hasta  veinte años más tarde. En el segundo viaje, de 1649 a 1651, realiza adquisiciones para las colecciones reales y trabaja como pintor. Cuando vuelve a Madrid le espera la etapa más brillante de su carrera hasta su muerte en 1660. Será pintor de cámara, aposentador de palacio y al final será nombrado Caballero de la Orden de Santiago, título que él anheló en vida y que obtuvo como reconocimiento poco antes de morir.

PRIMEROS AÑOS EN EL TALLER DE PACHECO
           
 La etapa sevillana está dedicada a escenas de género: bodegones, cuadros de temática popular que tienen toda su explicación en que Velázquez trabaja sin encargo previo y que eran temas muy de actualidad: la influencia de Caravaggio es visible en  sus primeras obras así como  también la influencia de pintores flamencos y del Norte de Italia dedicados a principios del siglo XVII a la pintura de temática popular con contenido moralizante. Su técnica es tenebrista con una luz y color similar a Caravaggio y a Ribera, conocido en Sevilla por la colección de pintura de los marqueses de Osuna.

Ejemplo de esta pintura es El aguador de Sevilla, en estos primeros cuadros sitúa las figuras en un riguroso primer plano, recortadas  sobre fondo neutro con una violenta luz que las hace destacar. Hay un estudio muy minucioso de los rasgos físicos buscando un efecto volumétrico. La mesa nos da una referencia espacial de la distancia entre el primer término y el fondo. Los colores utilizados son pocos y armonizados, en la gama cromática de los rojos, marrones y tierra. La pasta es muy densa. La imprimación es en un rojo anaranjado llamado rojo tierra de Sevilla. Para aclarar esta base necesita dar varias capas y de ahí la sensación de densidad de materia. 
            En esta etapa sevillana hay una serie de cuadros llamados “bodegones a lo divino” que aparentemente parecen escenas costumbristas pero que esconden un mensaje o historia religiosa:

            Cristo en casa de Marta y María, el bodegón aparece en primer plano, es un bodegón típicamente español, con objetos humildes. Al fondo aparece un episodio de la vida de Cristo dialogando con una mujer. Se han dado varias interpretaciones a esta escena:

Algunos han entendido la escena como un efecto de cuadro dentro del cuadro
- Una ventana abierta a otra estancia, interpretación de Jonathan Brown justificada por el   alféizar.
- La escena del fondo sería un reflejo en un espejo, lo que explicaría que la escena ocurra ante las dos mujeres y la mirada de éstas así cómo Cristo bendiciendo con la mano izquierda, por tanto sería una imagen reflejada. Sería asimismo un claro precedente de Las Meninas.

Se ha interpretado el cuadro como la representación de la vida activa(María, la que trabaja) y la vida contemplativa (Marta).
Realiza en estos años para los conventos sevillanos algunos cuadros de temática religiosa como la Epifanía: Velázquez escoge una distribución diferente a la que solía ser habitual para esta representación que era con la Virgen y el niño en el centro. Coloca a la sagrada familia ante un muro negro. En el último plano coloca unos restos arquitectónicos. En primer plano un mago y desde éste se desarrolla la escena hacia el fondo en un desarrollo helicoidal. La luz cae sobre la Sagrada Familia y utiliza toques blancos en sus ropas.

            Coincidiendo con los últimos años en Sevilla modifica su paleta introduciendo una mayor riqueza. Aunque sigue con el rojo de Sevilla y colores tierras, introduce azules, dorado, verde carmín y tímidamente el pincel va dejando las formas más sueltas con leves toques.
            Estos años de aprendizaje se caracterizan por la pintura dominada por el claroscuro, gama cromática neutra, estudio volumétrico de las formas, bagaje que lleva cuando en 1623 va a la Corte.

LA CORTE : PRIMEROS AÑOS, 1623-1629

Diego Velázquez empieza trabajando en la corte con una obra novedosa:
Los borrachos  desde un punto de vista técnico marca la transición entre la etapa sevillana y la madurez del pintor. Hay resabios de su etapa anterior como el interés por las materias o realismo a ultranza en los rostros. La base roja es utilizada pero ya prescinde de ella en el Baco. También hay cambios en la composición y en el planteamiento del tema. Aunque es una composición simple, en friso, con figuras en primer término, supone un cambio respecto a los fondos neutros de la etapa sevillana. Aparecen ahora las características llanuras de El Pardo. Intenta colocar las figuras en escorzo y a moverlas en múltiples planos. Además trata la mitología no desde un punto de vista idealizante o heroico sino que trata de acercar el tema mitológico a la realidad cotidiana y por eso esta reunión es realmente una asamblea de borrachos, con ello va implícita una interpretación de la obra: Baco es el dios que libera al hombre de la lucha de la vida cotidiana.
De 1629 a 1631 Velázquez realiza su primer viaje a Italia.

1629-1648: LA MADUREZ DEL ARTISTA

 Probablemente en su primer viaje a Italia pintó una pareja de cuadros: La túnica de San José y Fragua de Vulcano, similares por el tratamiento espacial, el primero de temática religiosa y el segundo mitológica.
 La fragua de Vulcano se observa una mayor complejidad compositiva con respecto a la etapa anterior. Representa el momento en que Apolo le comunica a Vulcano/Hefestos la infidelidad de su esposa Afrodita/Venus con Marte/Ares. El tema se basa en Las metamorfosis de Ovidio. Representa esa mitología de tema escabroso con una gran simplicidad. Velázquez escoge el tema del deshonor que era muy querido en la literatura del siglo de oro. La Fragua tiene un claro contenido moralizante: la superación del deshonor por la astucia como sucedía en las novelas de capa y espada.
También aporta el autor un sentido humano de dignidad en el tratamiento del tema pues escoge el momento de la noticia y no el más jocoso del castigo de los amantes. Además lo trata con delicadeza ya que los cíclopes, compañeros de Vulcano, no se ríen sino que se sorprenden moderadamente.
Las novedades están en la técnica. Cuando marchó a Italia, Rubens le había aconsejado que aprendiese composición e inserción de las figuras en el espacio. En sólo dos años ha cambiado definitivamente. Frente a la composición en friso aquí hay un espacio interior perfectamente manejado, recursos perspectivos como desde el cíclope de la derecha que crea una composición en círculo. También es magistral el tratamiento de la luz : ya no hay un foco único sino que existen multiplicidad de focos.

El foco principal parece proceder de una hipotética puerta por donde acabaría de entrar Apolo. La ventana es un foco complementario así como el nimbo de Apolo. Por último tenemos la forja con el fuego.
Los  precedentes del grupo central de la obra la podríamos encontrar en el Martirio de San Mauricio de El Greco. Se ha visto cierta relación del cíclope que trabaja con la espada con el esbirro de El Expolio.
Se inicia con La fragua la etapa de plenitud de Velázquez hasta 1649. Se integra totalmente en la corte triunfando como pintor y artista cortesano. Es además de pintor, escenógrafo y coordinador de los programas decorativos de los palacios que el monarca va diseminando por los alrededores de Madrid.
La parte más importante en estas tareas es su intervención como director en la decoración del Salón del Reino del Casón del Buen Retiro. Era una residencia de recreo. El rey vivía en el Palacio Real y al otro extremo de Madrid estaba el Retiro, pabellón de caza cuando fue construido por el conde-duque de Olivares y que va a ser salón de festejos. Para este salón pinta Velázquez cinco cuadros: Las lanzas o la Rendición de Breda, los retratos ecuestres de Felipe IV y del Príncipe Baltasar Carlos y retoca los retratos de Isabel de Borbón y de Margarita de Austria.

Aparte de su intervención personal, lo más interesante es el sentido que da Velázquez al salón: la idea principal es reforzar la imagen de la monarquía. El buen gobierno del monarca encaja con el Retrato ecuestre de Felipe IV: retrato de poder que tiene como objetivo representar a Felipe IV como jefe de los ejércitos, alegoría del buen gobierno que sabe dominar la situación en los momentos difíciles. El caballo aparece encabritado al borde de un precipicio y el monarca sujeta las riendas haciéndose dueño de la situación . Se alude así a la situación del país y al buen gobierno de Felipe IV, Parte de Tiziano y de Rubens pero con Velázquez desaparece la distancia entre soberano y espectador. Incluye aquí los paisajes de la sierra madrileña con dominio de la perspectiva atmosférica . Si observamos con detalle podemos distinguir también los pentimenti, arrepentimientos o repintados  sobre un dibujo anterior.
Este salón muestra el poder y la virtud del príncipe (palacio Farnese, Fontainebleau, Galería de Francisco I). El precedente en España es El Escorial con los cuadros de Tiziano.


Velázquez pinta Las lanzas, episodio de la guerra de los Países Bajos (sobre 1624).( Ver entrada sobre Las lanzas)


Es ahora cuando pinta a los bufones de la corte, personajes que eran la distracción y se hallaban en la servidumbre de los monarcas. Velázquez los retrata llevado de una profunda sensibilidad humana, Refleja dos categorías de bufones: unos son normales, como Pablillos de Valladolid y otros eran deformes como El Calabacillas. Son retratos en negro hechos con una sensibilidad extraordinaria para reflejar sus rasgos. 
El espacio es indeterminado. La figura tiene pocos elementos de distracción. No hay referencia al fondo ni a la línea de base. Ese tipo de esquema lo había utilizado los primeros años. El Calabacillas es realista pero a la vez cargado de sentimiento y conmiseración. La situación de la figura es compleja, hay una leve referencia al espacio. La postura es complicada buscando señalar su deformidad.
Entre sus dos viajes a Italia vuelve a la temática religiosa con el Cristo de San Plácido, encargado el convento del mismo nombre de Madrid. Sigue el modelo andaluz de Cristos más equilibrados, con cuatro clavos, vivos, en diálogo con el fiel con una anatomía perfectamente tallada, clasicista, sin huellas de sufrimiento. La postura con cuatro clavos evita el desplome de cuerpo. El canon es estilizado y clasicista.
Esta etapa culminará con su segundo viaje a Italia.

SEGUNDO VIAJE A ITALIA (1648-1651)
            Tras 20 años Velázquez consigue volver a Italia. Juan de Pareja 
y realiza el retrato de Papa Inocencio X, retratos por los que fue admitido en la Congregación de virtuosos del Panteón y en la Academia de San Lucas. 
Velázquez retrató a varios personajes más de la corte pontificia y también se consideran, de modo casi unánime, frutos de esta estancia los dos paisajes de Villa Médicis. Estos dos paisajes son los únicos de toda la pintura barroca española y recogen todas las innovaciones técnicas del momento. La imprimación se hace muy ligera, como un barniz casi transparente y da los contornos con un lápiz ligero o con el pincel en tono pardo. Los colores también son ligeros, con platas y grises. La combinación de plata, verde en pinceladas fluidas configuran el paisaje que se forma en la distancia de una visión global.
            En lo personal y en lo pictórico Italia fue para Velázquez sinónimo de libertad, lejos de las obligaciones de la corte. La sensualidad romana, su intelectualidad cosmopolita, embriagaron el genio de Velázquez.
 Aunque no sea fechable con certeza absoluta suele identificarse la Venus del espejo en el año 1651. El desnudo nacarado contrasta con el cortinaje carmesí y el lecho blanco cubierto con raso gris. Por su aire pagano es un tema muy raro en la pintura española. El espejo cumple perfectamente el doble significado de ser símbolo de verdad y vanidad, devolviéndonos el rostro de esa mujer. Es un mito humano, exquisito y morbosamente carnal.


LA APOTEOSIS FINAL 1651-1660
Velázquez vuelve a Madrid y ahora empieza su etapa de apoteosis final. Vuelve como cortesano. Pinta además de retratos dos cuadros muy distintos:
Las hilanderas- fue un cuadro muy discutido en cuanto a su significado. Hubo discusiones desde el siglo XIX y se le dan tres interpretaciones:
-         Las tres parcas
-         Representación del taller de la Real Fábrica de Tapices
-         Intencionalidad mitológica: bodas de Tetis y Peleo.
Hoy se acepta que se representa el momento clave del mito de Palas y Aracne. Aracne era una gran tejedora, muy presuntuosa y fue castigada en su soberbia por Palas que la convirtió en araña.
Composición: Velázquez vuelve a una simetría total: simetría bilateral a la que se somete toda la figuración y la sucesión de planos hacia el fondo. El eje central es el del óculo, Aracne, la hilandera; a cada figura de un lado le corresponde otra del otro.
Perspectiva: el planteamiento lumínico es absolutamente novedoso y culmina la búsqueda de la perspectiva aérea. La pincelada es muy fluida y suelta, sobre todo en el fondo; en primer término los colores son más fuertes y la pasta más densa. La luz se va graduando por planos, un primer plano en penumbra, la habitación del fondo en cambio recibe una luz intensa que baña a todas las figuras de la estancia.
Tema: Tolnay vio con claridad representado el mito de Aracne. En primer término está Palas disfrazada de anciana, a la que descubrimos por su pierna joven, Aracne compite con ella tejiendo pues era una aventajada hilandera que desafió a Palas. Al fondo estarían Palas amenazando a Aracne, que ha osado competir con una diosa advirtiéndole de las consecuencias que le esperan, pues será convertida en araña. Palas le muestra el rapto de Europa. Esta leyenda está basada en Las metamorfosis de Ovidio.
La clave moral del cuadro puede interpretarse como una advertencia al monarca para que no se sienta divino y también para advertirle contra sus validos y cortesanos en general.

En su apoteosis final pinta su obra más conocida, Las Meninas, tan solo dos años antes de ser ennoblecido y cuatro antes de su muerte. A esta obra dedicamos una entrada.


           

PICASSO

Es inclasificable porque asume y reinterpreta las vanguardias. Antes de inventar el Cubismo pasa por varias etapas: Realista, Postimpres...