Características generales
Los ideales del
pueblo griego se encarnan en la escultura de una manera tan evidente, que hacen
de ella una de las cimas del arte universal a pesar de que muchas de sus obras
originales se hayan perdido y conservemos tan solo copias romanas.
Aunque en sus
primeras fases se reflejan influencias orientalizantes, sobre todo egipcias, su
evolución llegó a crear un mundo de formas propio y original , que se distancia
de los primeros modelos.
· Los
escultores plasman en la figura humana la belleza física y el equilibrio
espiritual. La belleza se concibe como perfección alcanzada mediante la medida,
la proporción entre las distintas partes del cuerpo, el equilibrio de las
partes (canon) y la idealización del cuerpo humano.
· El idealismo no impide un gran naturalismo
en la representación de la figura humana
· En las primeras etapas la expresión de
sentimientos no tiene cabida y tan solo aparece a partir del siglo IV a C. En
el clasicismo tardío.
· El movimiento se representa con
naturalidad a partir del momento clásico. Antes de esta etapa se representaba
el movimiento con posturas convencionales y antinaturales
Por períodos:
Arcaico
· Las figuras muestras frontalidad y rigidez
· Llevan siempre una pierna más avanzada que
la otra
· Los brazos aparecen pegados a lo largo del
cuerpo en una postura antinatural, con el puño cerrado y vuelto hacia dentro.
· El rostro muestra una sonrisa, conocida
como arcaica, que no indica ningún sentimiento si no que parece ser un
estereotipo a la hora de tallar el rostro.
· La musculatura se talla de forma
esquemática, con pocos detalles y muy geometrizada.
· Los ojos son almendrados y el cabello
aparece también geometrizado en laboriosos peinados.
· Muestran influencia de la tradición
egipcia.
· Los hombres aparecen representados en una
edad ideal, jóvenes y suelen aparecer desnudos. La representación de jóvenes
atletas se conoce con el nombre de Kouroi (kouros en singular)
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Dama de Auxerre |
· Las mujeres son jóvenes y aparecen
vestidas, ya que el desnudo femenino tenía una mala consideración social.
Representan a sacerdotisas portadoras de ofrendas. Se llaman koré/korai.
· Todas las figuras se policromaban
Las primeras
esculturas arcaicas son exageradamente rígidas, como la Estatua de Ceramies a
Hera, que parece una columna dórica, o la Dama de Auxerre, del 650aC.
A medida que pasan
los años, se pierde rigidez y se pasa de representaciones tan antinaturales
como la de los Gemelos Cleobis y Biton a otras donde la rigidez se va perdiendo
a favor de un mayor naturalismo como ocurre en el el Kouros de Anavyssos. Esta
obra, del 530 a.C., posee todas las características de la época: rigidez,
desnudez, piernas asentadas en el suelo con una pierna más avanzada, brazos
pegados al cuerpo, ojos almendrados, pómulos salientes, sonrisa arcaica, cabeza
con cabello geometrizado y musculatura esquemática.
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Kouros de Anavyssos |
Pero los pectorales ya
aparecen trabajados con mayor naturalismo, las orejas no muestran la
geometrización de otros modelos y la mirada parece más expresiva y natural al
tener los ojos menos saltones. Representa a un joven muerto en batalla.
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Frontón del templo de Corfú |
La koré del peplo
es un buen ejemplo de escultura femenina. Muestra actitud hierática y frontal ,
los pies juntos como se suele representar a las mujeres y con ropa, con un
grueso peplo que le cubre todo el cuerpo. Las sonrisa arcaica y la melena son
característicos de estas imágenes , al igual que las masculinas.
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Koré nº 674 |
En el Efebo Kritio
del 500 a.C. se evidencia un cambio de época.La figura ya dobla una pierna,
pierde la sonrisa arcaica y la forma almendrada de los ojos y aparece con el
pelo recortado.
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Efebo Kritio |
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Moscóforo |
Protoclasicismo
o Estilo Severo
Alrededor del año 490 (S.V.a.C.) se inicia la
transición al Clasicismo y de estos años hasta el 450 comienzan a asentarse las
características del período. Las primeras esculturas son los relieves de los
frontones de los templo de Afaia en la Isla de Egina y de Olimpia. En Egina en
el frontón occidental (490 a.CJ todavía encontramos sonrisa arcaica y posturas
antinaturales. Sin embargo en el frontón oriental , del 480, ya se expresan
tristeza y dolor.
En esta época las
figuras ganan naturalismo y pierden rigidez: En el Auriga de Delfos, obra del
474 a C. En bronce, se representa a un conductor de carros con el rostro
extremadamente concentrado. Los ojos de pasta vítrea contribuyen a darle mayor
verismo. Las ropas caen como si se tratara de una columna dórica pero se
pierden los estereotipos de la etapa anterior así como la influencia
orientalizante.
De esta época
también es el relieve del Trono Ludovisi, bajorrelieve que representa el
nacimiento de la diosa Afrodita de las aguas y donde la anatomía femenina se
deja ver bajo las ropas, en el caso de la diosa, se transparenta bajo una fina
túnica. Aunque se conservan rasgos arcaicos (torso de frente, rostro de perfil,
ojo de frente) las figuras muestras posturas más naturales y hay un mayor
interés por la representación fiel del cuerpo humano.
Del estilo severo
también es el Poseidón del Cabo Sunion , magnífico bronce que bien podría
representar también a Zeus. El estudio anatómico ya pierde aquí todos los
rasgos arcaicos aunque se conserva un punto de vista predominante como secuela
de la Ley de frontalidad. La figura, como otros conjuntos de esta época, se
representa en plena acción, lo que los griegos conocían como rythmos: el
momento más representativo de toda la secuencia, en este caso, del lanzamiento
de un tridente.
El templo de Zeus
en Olimpia refleja mejor la evolución hacia el Clasicismo. En el frontón
oriental, en una escena tranquila, todos los rostros revelan angustia salvo el
de Zeus. El frontón occidental está presidido por la figura de Apolo. Las
figuras como en Egina, se adaptan al marco arquitectónico.
Otra obra de esta
época es el conjunto en bronce de Los tiranicidas, captados en el preciso
momento de ir a clavar la daga l tirano opresor.
Tiranicidas
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Templo de Zeus en Olimpia, frontones |
Período clásico
Características
· Rechazo de la rigidez
· Mayor suavidad en modelado y en la armonía
del cuerpo
· Utilización del contraposto o
contraposición de los miembros del cuerpo para lograr un equilibrio de fuerzas:
una pierna se dobla y se relaja mientras su brazo contrario hace lo mismo.
· Atención a los sentimientos y emociones,
muy contenidos
· Equilibrio entre idealismo y naturalismo
El autor que sirve
de puente entre el Estilo Severo y el período clásico es Mirón
Captó como nadie
el movimiento, siempre captado en su momento álgido. Trabajó sobre todo en
bronce. Su obra más conocida es el Discóbolo, del 460-450 a.C., se conserva
actualmente una par de copias romanas en mármol. La obra capta a un atleta en
el preciso instante de lanzar un disco. El cuerpo posee un gran dinamismo,
cogiendo impulso, y distanciándose así del hieratismo arcaico. El cuerpo define
dos curvas contrapuestas equilibradas
entre sí,al mismo tiempo que desde el disco, a la derecha de la espalda, pierna
derecha se define una línea en zigzag que rompe con la armonía de las dos
curvas anteriores.
Además conserva
parte de la ley de frontalidad egipcia al representar el torso de frente y
piernas y brazos de perfil. El rostro del discóbolo aún no muestra ningún tipo
de esfuerzo, como sería natural, por lo tanto los sentimientos aún están
ausentes en el arte en este período.
Como otras
esculturas de época clásica, el Discóbolo representa a un joven en su plenitud
física, y aunque con una postura un tanto forzada y antinatural, la
representación anatómica resulta fiel a la realidad y el conjunto es armónico y
equilibrado, abriendo así el período clásico.
En el conjunto de
Atenea y Marsias de Mirón se vuelve a
contraponer la figura femenina vestida con el desnudo masculino. Mientras ella
parece la encarnación de la civilización, él asemeja un salvaje de forma
humana.
Policleto y el
Canon
Es el escultor de
las proporciones hasta el punto de que las estudia minucionamente, las escribe
y las plasma en su obra el Canon (llamado también Doríforo9. Según él las
proporciones perfectas de un cuerpo masculino deben ser : la cabeza es la
séptina parte del cuerpo, la cara dividida en tres partes iguales: frente,
nariz y distancia de ésta al mentón. Pero la gran aportación del Canon es el
contraposto, es decir, la contraposición de las fuerzas de las distintas partes
del cuerpo: pierna derecha soporta el peso y la izquierda va liberada , está
retrasada y apenas tocando el suelo, mientras que en los brazos el ritmo está
cambiado : el derecho no realiza ningún esfuerzo y cae relajado y el izquierdo
se dobla para sostener la lanza. La cabeza aparece ladeada. El rostro inexpresivo.
En otra de sus
grandes obras, el Diadúmeno, el
modelado del cuerpo resulta más suave, más humano el gesto, el contraposto es
más natural así como el gesto que realiza al ceñirse la cinta alrededor de la
cabeza.
Fidias y los relieves del Partenón
Fidias fue un excelente escultor y además
el director de las obras de la reconstrucción de la Acrópolis mientras su amigo
Pericles gobernaba en Atenas. Además de las obras conservadas, como la obra de
juventud Atenea Lemnia, de considerable belleza, se le atribuye la autoría de
la Athenea Parthenos, la gran imagen crisoelefantina (de marfil y oro) de Atenea que se guardaba en el Partenón y
que despareció. También realizó una figura de Zeus Olímpico de gigantescas
proporciones.
Las
esculturas del Partenón estaban íntegramente vinculadas a la forma y
significado del edificio. Las metopas se realizaron entre 447 y 442 a.C., el
friso entre 442 y 438 a.C. y los frontones estaban terminados hacia el 432 a.C.
Durante estos quince años un ejército de escultores de distintas procedencias
trabajó bajo la supervisión de Fidias. El producto final de este intenso
trabajo es el estilo clásico, un estilo que una vez desarrollado en el Partenón
, se convirtió en la norma por la que se midieron no sólo el arte griego o el
romano, sino el muy posterior arte europeo, ya fuera para emularla o para
rebelarse contra ella. Es un estilo que conjuga idealismo y naturalismo en
perfecto equilibrio.
Las
metopas del Partenón, veintidós en total, utilizaron una serie de mitos
arquetípicos para celebrar el triunfo de las fuerzas del orden y la
civilización contra el caos y la barbarie. Las del lado oriental describían la
batalla de los dioses contra los gigantes, seres terrenales que trataron de
apoderarse del Olimpo; los del lado Occidental parece que representaron un
combate entre griegos y amazonas, las guerreras orientales que según la leyenda
una vez atacaron la misma Atenas. Algunas del lado Norte posiblemente
representarían escenas del saqueo de Troya. En el sur aparece la lucha entre
lapitas y centauros.
A
excepción de estas últimas, todas están muy dañadas. Los griegos tendían a ver
lo específico a la luz de lo genérico y ello explica la utilización persistente
de un número de temas relativamente corto. Estos temas se convirtieron en arquetipos
generales: en las escenas que describen el triunfo de sus antepasados y de sus
dioses veían una alusión a la victoria sobre los persas.
El
friso del Partenón, una banda de 104 cm. de altura y 160 m. de longitud que
corría por el borde externo de la cella, representaba un solo tema,
probablemente una procesión religiosa en honor de Atenea que comienza en el lado occidental del templo
y desde allí sigue por el norte y el sur paralelamente hasta culminar en el lado
oriental en una ceremonia religiosa presidida por los dioses. Las esculturas
son más profundas por la parte superior para compensar los efectos de luz y
todas estaban pintadas de vivos colores.
En
el friso occidental aparece un grupo de jinetes, en un flujo continuo, a veces
roto por figuras anecdóticas y detalles estáticos. En las esquinas norte y sur
la procesión entra en pleno apogeo, los jinetes en apretado grupo refrenan
serenamente la trepidante energía de los caballos. No hay dos figuras iguales.
Cada una tiene con las demás una relación significativa sin dejar de ser
interesante en sí misma.
Cuando
el friso entra en la sección oriental, la procesión detiene su paso ante la
ceremonia que se celebra en el centro. Aquí un hombre y su joven ayudante
parecen doblar una gran pieza de tela. Esta escena está enmarcada por doce
divinidades flanqueadas por hombres barbados y doncellas. Las deidades parecen
ser los doce dioses del Olimpo.
Durante
tiempo se ha creído que el friso representaba la procesión de la Panatenea, la
gran fiesta ateniense en honor a Atenea. Era una festividad anual que se
celebraba especialmente cada cuatro años, cuando se llevaba a la Acrópolis una
túnica de lana, el peplos, de adorno para la imagen de Atenea. Si en el friso
del Partenón los atenienses insertaron una representación de sí mismos en un
espacio normalmente reservado a los dioses, la innovación sólo sería explicable
a la luz del idealismo y la confianza humanistas de la Atenas de Pericles.
El
estilo del friso es mucho más regular que el de las metopas. De todas las
figuras dimana una sensación de juventud divinizada. El hombre es la medida de
todas las cosas y hasta el tema olímpico está sujeto a una dimensión humana.
Los
frontones del Partenón sufrieron grandes daños en una explosión en 1687.
Sabemos que el grupo oriental representaba el nacimiento de Atenea y el
occidental la lucha entre Atenea y Poseidón por el dominio de Atenas.
En
el centro del frontón occidental debemos suponer que Atenea acaba de realizar
el milagro decisivo que le procuró el derecho a ser la protectora de Atenas;
acaba de hacer brotar milagrosamente un olivo en la Acrópolis y ella y Poseidón
retroceden impresionados ante su aparición. A ambos lados de ellos hay grupos
de deidades mensajeras. Todas estas figuras, empezando por la explosiva V que
componen Atenea y Poseidón parecen agitadas por ondas expansivas que irradian
del centro del frontón. Las figuras
juegan con las vibraciones de luz y de sombra en su superficie.
En
el frontón oriental han desaparecido las figuras centrales. El centro debía
estar ocupado por la figura sedente de Zeus y por Atenea totalmente armada.
Estas figuras crearían una composición explosiva se contagiaría a todo el
frontón. Varias deidades representarían el cosmos ordenado del que Atenas es el
centro. Algunas figuras parecen imitar formas naturales: los ropajes del famoso
grupo del lado norte del frontón denominado “las tres parcas”, que
probablemente sean Hestia, Dione y Afrodita, están labradas con amplios
pliegues, de intensas sombras que evocan el derramarse de una cascada. La
figura masculina, relajada, pero fuerte y poderosa que está a su lado se ha
identificado como Dioniso o Heracles, hombre que por convertirse en dios
simbolizaba el puente entre lo humano y lo divino que tanto ocupó el
pensamiento de quienes concibieron el Partenón.
Posclasicismo,
siglo IV
La Guerra del Peloponeso entre el 431 y
el 404 no sólo marcó el fin del período más grande de la historia de Atenas, si
no que marca el comienzo de una profunda crisis espiritual.
Los ideales religiosos y civiles ya no
tienen razón de ser y la serenidad del período clásico se ve sustituida por una
incertidumbre , el hombre se pregunta su razón de existir y no recibe respuesta
y entonces unas veces se rebela contra sí mismo y otras cae en una profunda
melancolía y precisamente las esculturas del período posclásico serán fieles a
estas actitudes humanas.
Para algunos historiadores el siglo IV es
el segundo clasicismo pero en el arte surgen valores nuevos :
·
Creciente realismo,
que se traduce en un mayor gusto por el retrato
·
Afán por expresar
los sentimientos humanos.
·
Tratamiento de temas más cercanos y
cotidianos, fruto del escepticismo reinante que aleja al ciudadano de la
religión
·
Sin embargo perdura
el idealismo clásico aunque los escultores buscan nuevos prototipos de belleza
ideal.
Las tres figuras más importantes son
Scopas, Praxíteles y Lisipo.
Scopas es el intérprete
más dramático. El escultor del pathos , del dolor, sus personajes son seres
rebeldes que gesticulan , se contorsionan mostrando una interpretación trágica
del mundo. Uno de los ejemplos más evidentes es la Ménade danzante, sacerdotisa del dios Dioniso en pleno delirio, que
retuerce su cuerpo violentamente, agita sus miembros, echa la cabeza
bruscamente hacia atrás, con las ropas rasgadas y su cabello suelto. Sus otras
obras, Meleagro moribundo o el rey Mausolo, reflejan características
similares.
Totalmente distinta es la personalidad de
Praxíteles. Representante de la melancolía, la gracia, la suavidad y la poesía.
Sus dioses son seres humanos desprovistos de la seriedad de los clásicos y
logra dotar a sus figuras de dulzura y de una expresión vaga y soñadora
valiéndose de dos técnicas: las llamadas curvas praxitelianas que confieren al
cuerpo una postura lánguida, y el difuminado de las líneas, especialmente del
rostro : los contornos son imprecisos y eso le da a la figura un aire de
misterio lo que se logra puliendo mucho la superficie del mármol.
Su obra más importante es el Hermes con
niño Dioniso. Es el prototipo de belleza masculino reflejada en un cuerpo
atlético, desprovisto de toda rigidez. El rostro esboza una delicada sonrisa
mientras juega con el niño, que precozmente muestra sus inclinaciones al vino
al intentar agarrar un racimo de uvas (hoy inexistente) que Hermes sujeta con
su brazo. El humor es pues otro de sus rasgos definitorios. También el humor
aparece en otra de sus grandes obras: Apolo Sauroctonos: Apolo no es el joven
atlético si no un adolescente de apariencia ambigua y que en lugar de matar a
un dragón, contempla un pequeño lagarto.
Praxíteles creó también un ideal femenino
de belleza. Por primera vez la mujer aparece desnuda. Curiosamente sus obras
masculinas dejan entrever cierto aire femenino y ocurre al contrario con sus
obras femeninas. Su obra más conocida es la Venus de Cnido, donde crea un
prototipo de representación al recrear a la diosa del amor desnuda, captada
como por sorpresa al salir del agua, que tímidamente intenta cubrirse.
En la generación posterior comienzan a
realizarse retratos. Aunque el parecido con el retratado no sea muy grande,
debido a la idealización, se comienzan ya a aproximar al original e incluso a
intentar captar su carácter. El escultor más importante de este período es
Lisipo. En sus obras crea un canon distinto al de Policleto, más esbelto, la
cabeza es la octava parte del cuerpo, las piernas son más alargadas. Pero lo
más original es la nueva dimensión espacial, en la cual la ley de frontalidad
no existe pues sus figuras están hechas para que el espectador las pueda ver
desde todos los ángulos . Las figuras echan los brazos hacia delante rompiendo
el cubo imaginario en el que parecían encerrarse hasta este momento.
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Apoxiomenos |
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Heracles |
Su obra más conocida es el Apoxiomenos,
un atleta en el momento de secarse el sudor tras el esfuerzo.Otra obra
conocidas es Ares Ludovisi . Fue escultor de Alejandro Magno y se le atribuyen
retratos suyos con una evidente idealización.
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Ares Ludovisi |
El Apolo de Belvedere del escultor
Leocares es de la misma época, obra de
gran elegancia y estilización fue durante mucho tiempo considerada el modelo de
perfección de la belleza clásica.
Helenismo
Tras la conquista del Imperio persa por
Alejandro Magno y la creación de los reinos helenísticos a su muerte, la
cultura griega se universaliza y se funde con las tradiciones propias de las
diferentes zonas. De esta manera surge el Helenismo, que se va a basar , no en
la búsqueda de nuevos ideales si no en el goce de la vida misma. Por lo que
respecta a las artes decorativas, los temas usados son variados, unos patéticos
y crueles, otros íntimos y delicados, hay representaciones colosales y otras de
pequeñas dimensiones e incluso se hacen escenas triviales para provocar la
sonrisa.. El realismo se hace cada vez más notorio, de ahí que se multipliquen
los retratos, algunos incluso de gran penetración psicológica. Podemos afirmar
que los artistas se inspiran en la vida cotidiana y llevan esos temas a la
plástica.
Las ciudades más ricas encargan a
artistas de fama sus obras y por eso hay gran producción escultórica de esta
época. El estilo solía variar de una ciudad a otra creando distintas escuelas.
Una de las más conocidas es la de Pérgamo.Hacia
el siglo II (188ª.C)en esta ciudad de
Asia Menor (actual Turquía) se realiza el Altar de Zeus, con esculturas en su
base representando la Gigantomaquia o lucha entre dioses y gigantes. Ya
desaparece la armonía pero en cambio se gana en fuerza dramática. Todas las
esculturas están sometidas a un movimiento desenfrenado en un altorrelieve que
acentúa los contrastes de luz y contribuye a la sensación de dramatismo.
De la misma escuela es el Galo
moribundo, (230 a.C) representación de un guerrero celta, cuyos rasgos
étnicos aparecen en cabello, bigote y torques, que al borde de la muerte, lucha
con dignidad por mantenerse erguido.
Atenas ya no es la capital del arte pero
tuvo notables artistas como Apolonio , relacionado con Lisipo y que esculpió el
Torso Belvedere, cuerpo masculino de gran musculatura y naturalidad, que fue
descubierto en Roma , en Campo de´Fiori,
e influyó mucho en Miguel Ángel.
La Escuela de Rodas sigue en gran medida
a los artistas de Pérgamo, pero sus obras son más grandiosas, plasmas mayor
movimiento aunque dotadas de refinamiento. Su obra más conocida es el Laocoonte y sus hijos, original en
bronce del siglo III-II a.C. , (copia romana en mármol,realizado en el siglo I
a.C.) por el escultor Ajesandro y sus
hijos. Fue también descubierto en Roma, en la colina del Esquilino, en 1506,
causando enorme sensación, entre ellos también a Miguel Ángel. Representa a
Laocoonte, sacerdote troyano de Apolo, que advirtió a los troyanos que no
aceptaran el caballo y que como castigo de los dioses por intentar destruirlo,es
condenado a morir ahogado por serpientes junto a sus hijos. Está hecho en mármol
y para ser visto de frente. La anatomía de los cuerpos está perfectamente
estudiada, sobre todo en el Laoconte ya que las proporciones de sus hijos no
son reales. Su tórax está abultado, realizando un esfuerzo supremo para
liberarse de las serpientes que le oprimen. Su rostro está contraído por el
dolor tiene una expresividad exagerada aumentada por el claroscuro de la barba
y el cabello, en cambio sus hijos están menos logrados y sólo la cara del hijo
mayor resulta un poco más expresiva. A pesar del tamaño mayor del padre, el
grupo no produce sensación de simetría ni de equilibrio debido a que la
composición marca perfectamente dos diagonales paralelas : la superior desde la
cabeza del hijo mayor al brazo alzado y doblado del padre y la inferior por las
piernas del Laocoonte hasta la cabeza del hijo menor; si a esto unimos los
movimientos sinuosos que forman las serpientes , el conjunto resultante es de
un gran barroquismo ya totalmente alejado del equilibrio clasicista.
En otras obras de esta escuela se acusa más
el refinamiento como en la Victoria de Samotracia, (220-190 a.C)
que muestra como una figura femenina , una victoria alada, puede ser a la vez
belleza y acción. Su cuerpo parece estremecerse al iniciar el vuelo y las
vestiduras se pegan al cuerpo utilizando la técnica de paños mojados, dejando
ver su anatomía de manera muy sutil. La figura se adelanta como si estuviera en
la proa de un barco y sus alas reflejan perfectamente la calidad del material,
en este caso de un pasado y denso plumaje. La figura está esculpida con un
sentido muy pictórico, con un acentuado claroscuro.
De la misma escuela de Rodas es también el
Toro Farnesio, que cuenta con elementos nuevos como la representación
del paisaje y el gusto por el detalle. Aunque siga aquí existiendo dramatismo y
dinamismo no está tan lograda como otras esculturas de la escuela.
Al Helenismo pertenece también una famosa
estatua femenina, la Venus de Milo, de finales del siglo II a.C. hoy exhibida en
el Museo del Louvre, que conserva aspectos del clasicismo ateniense y la curva
praxiteliana.
La representación de lo feo, de lo
grotesco, de los sentimientos exaltados y de detalles macabros tendrán su
expresión en el Helenismo como prueba del realismo exagerado. Pero también
aparecen escenas idílicas, campestres, alegorías o temas de la vida cotidiana
que gustaban a la clase acomodada.
Ejemplo : El espinario, escultura en
bronce del 200 a.C. representa a un niño en un gesto cotidiano, cuando se
extrae una espina de un pie. Juega con el vacío, dejando espacio en el interior
de la escultura.